Conservar el patrimonio también es uno de los compromisos de la Diputación de Ciudad Real. Y con ese reto, hace unos días comenzaron los trabajos de restauración del salón de recepciones después de que en abril del año pasado se desprendiera el falso techo provocando daños en el lienzo de Ángel Andrade, que decoraba todo el techo de una de las estancias más representativas del valor patrimonial, artístico y cultural que atesora el Palacio Provincial, que celebra este año su 130 aniversario.
Una actividad «compleja», como así reconoce el presidente de la Diputación, José Manuel Caballero, quien ha tenido palabras de agradecimiento a los ocho profesionales que trabajan a día de hoy en su restauración, que durará aproximadamente un año, y que supondrá un coste de casi 300.000 euros. «Es necesario que conservemos nuestro patrimonio y nuestros orígenes, por lo que es de especial importancia que esta obra devuelva al techo su apariencia original», declaró.
Con ese objetivo se trabaja en una de las salas de la antigua escuela de enfermería, donde la Diputación alberga el archivo general y los servicios técnicos, y que desde hace un mes se ha convertido en un taller temporal para llevar a cabo la restauración de las piezas pintadas a finales del siglo XIX por Ángel Andradre, ayudado por Samuel Luna, que resultaron dañadas. Se requería de un espacio que se adaptara a las medidas y necesidades de las dimensiones de los lienzos, y no era fácil. Solo el lienzo central mide 7,60 metros de largo por tres de ancho. Sin olvidar además la escocia, «donde estaban los lienzos de los escudos de los partidos judiciales de la provincia en el siglo XIX», comenta Elena García Gayo, conservadora-restauradora de la Diputación.
La Diputación inicia la restauración de la sala de recepciones - Foto: Tomás Fernández de MoyaEl derrumbe del falso techo de cañizo que soporta la escayola hizo «harapos todas las telas, debilitadas por los hongos y por el paso del tiempo debido a las pequeñas filtraciones, ocultas por los lienzos, que se han ido colando por las fisuras de unos materiales ya agotados y envejecidos». Ahora, los primeros trabajos se han centrado en tomar muestras de todas las piezas de los pigmentos y materiales utilizados por los artistas para «intentar conocer al máximo posible la composición de las distintas capas que conforman una obra artística de estas características en las que Andrade utilizó composiciones histórico-literarias con Don Quijote como tema elegido. Así, a la espera de conocer el resultado de las catas para «tener claro qué materiales se pueden aplicar a los nuevos soportes», ya se han empezado a hacer las primeras limpiezas de los reversos cubriendo la parte delantera con papel japonés adherido a una cola «para no perder nada de la pintura original».
En este tipo de trabajos «no se deja nada a la casualidad». Por ello, todo se estudia todo al milímetro, hasta el más mínimo detalle con el objetivo de conservar su esencia y hacer que perdure en el tiempo. Así, tras su restauración se adaptará a un nuevo soporte «enganchado y superpuesto que se podrá desmontar en un momento de necesidad y garantizará la seguridad del conjunto». «Prepararemos todo para que dentro de otros cien años, los restauradores del siglo XXII puedan hacer nuevos tratamientos con los materiales de la época sin añadir más daños a la obra, es decir, que lo que nosotros hemos recuperado se mantenga a lo largo de la historia».