Fermín llama a la puerta de Carmen. Es el cartero. Lleva un par de cartas, algunas certificadas, el periódico La Tribuna de Ciudad Real y un paquete. Firma. ¿Podría pagar el último recibo de la luz y sacar dinero de la cuenta bancaria? «Sí, claro». Fermín saca del bolsillo su dispositivo electrónico portátil (PDA). Son solo unos minutos. Listo.  

Es una de las escenas que suceden ya a la puerta de muchas casas de España y de la provincia de Ciudad Real, especialmente de los pueblos más pequeños. Ballesteros de Calatrava es uno de ellos. En este pequeño municipio de unos 400 habitantes, el cartero se ha convertido en un aliado fundamental para combatir en la batalla contra la despoblación. Es hoy una de las figuras esenciales para mejorar la calidad de vida de los vecinos de estas zonas. Y en parte gracias a Correos, que el pasado mes de febrero dotó a sus carteros y carteras rurales de nuevos dispositivos electrónicos portátiles (PDA) con nuevas funcionalidades que permiten ofrecer a domicilio muchos de los servicios que hasta ahora solo se prestaban en las oficinas o en la tienda online de la compañía. Todo, sin necesidad de tener que desplazarse a la capital.

Desde la puerta de casa, los vecinos pueden enviar y recibir paquetería, pagar recibos y tributos, adquirir embalajes, sobres, sellos, gestionar servicios de luz, gas y telefonía, solicitar el envío de dinero en efectivo, y muchos servicios más que se prestan en las 2.370 oficinas de Correos de todo el país. Es una muestra más de que la tecnología también llega a las zonas despobladas, algo que Fermín Cortés veía inviable hace unos años, cuando siendo un niño acompañaba a su padre en el reparto de la correspondencia postal en Cañada de Calatrava, donde ahora, y desde hace 38 años, es él quien reparte el correo junto a los municipios de Poblete y Ballesteros de Calatrava. Con las misivas bajo el brazo recuerda que en aquella época «el correo llegaba en un tren que venía desde Madrid y llegaba hasta Badajoz parando en todos los apeaderos. Aquello terminó y se pasó a las rutas en coches».

El cartero, aliado del mundo rural - Foto: Tomás Fernández de MoyaEs tan solo un ejemplo de lo mucho que ha evolucionado este servicio, principalmente en el reparto rural. Antes, reconoce, eran muchas las cartas ordinarias que se repartían, y eso, lamenta, «se está perdiendo» para dejar paso a otras funciones como, por ejemplo, paquetería, pago de facturas o multas de tráfico. Y es que, la PDA ha revolucionado las zonas rurales, «donde Correos se ha volcado con un sistema muy necesario. Estamos ayudando al mundo rural, muchas veces desprotegido. La PDA te lo dice todo, el peso, el ancho, el largo o incluso lo que hay que cobrar. Es una maravilla. Antes lo anotábamos todo en un libro».  

Su polo amarillo 'saluda' por sí mismo y no necesita más presentación. Todo el mundo le conoce. Amable y cercano, a sus 57 años, asegura que la gente «está muy contenta» con este sistema. Carmen Delgado es una de las usuarias de la PDA. «En los pueblos vimos mucha gente mayor, y necesitamos este tipo de aplicaciones. Me resulta muy cómodo. Él viene a casa, y ya no tengo que preocuparme de nada más. En los pueblos podíamos vivir muy bien, pero empezaron quitándonos los bancos y cada vez son menos los servicios que tenemos. Las personas mayores necesitamos más atención», comenta a las puertas de su vivienda, donde solo tiene palabras de elogio hacia Fermín, quien camina apresurado hacia el coche para seguir con el reparto en Poblete, otra de las muchas localidades en las que el cartero, gracias a la tecnología, es un aliado del mundo rural.