Entre mascarillas y pescadores noruegos

Roberto Chávarri
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Galistair supera ya la veintena de operaciones desde el Aeropuerto de Ciudad Real obligada a reorientar su línea de negocio para convertirse en aerolínea para vuelos de repatriación o de especialistas mineros a África

Un avión de la compañía Galistair en las instalaciones del aeropuerto de Ciudad Real. - Foto: Rueda Villaverde

Empezaron abriendo el corredor sanitario con China que sirvió para abastecer con toneladas de mascarillas las farmacias y los hospitales de España y continúan ahora con el traslado de pescadores noruegos a países de África. La pandemia del COVID-19 obliga a reinventarse a una interminable lista de empresas, entre ellas, Galistair, la primera aerolínea que fijó su sede en Ciudad Real y que ronda ya la veintena de operaciones desde primavera. 

Su presidente, Juan José Mesía, hace cuentas de los vuelos que su empresa ha realizado a destinos «de casi cualquier parte del mundo: desde Asia a América o África». Empezaron con las mascarillas y ahora son el medio de viaje de «repatriaciones, de vuelos de inmigrantes, o de mineros o pescadores especialistas de países del norte de Europa que tienen que trasladarse a algún país de África y que, al no haber vuelos regulares, tienen que viajar con nosotros» en vuelos chárter que, por la crisis también han provocado cambios en el propio modelo de la compañía. «Si antes éramos un apoyo a las aerolíneas y de los turoperadores, ahora actuamos como una aerolínea plenamente. Antes volábamos con turistas a Canarias, a las islas griegas o a las Baleares y poníamos el avión, la tripulación, el mantenimiento y el seguro y las aerolíneas y turoperadores ponían el código de vuelo, el combustible, las tasas y los pasajeros y ahora somos nosotros los que hacemos todo».

«Vamos a tratar de superar esto como podamos, salir adelante», explica Mesía, que incluye en ese deseo de mejoras algunos aspectos que, a su juicio, deben hacer del aeropuerto un proyecto más atractivo para seguir creciendo. «Es un aeropuerto muy joven y es muy difícil hacerlo operativo. Ahora es un aeropuerto de parking de aviones pero no es operativo para entradas y salidas, entre otras cosas por temas horarios». Sobre la mesa, la petición de operatividad durante las 24 horas del día, sobre la que indica ya trabaja el aeropuerto, junto a la necesidad de dotar al aeródromo de «más sistemas para aterrizar con niebla y climatología adversa. Queremos ir poco a poco, creciendo todos juntos para ser algo más que un aparcamiento de aviones para que pueda operar más gente desde aquí», añade el responsable de Galistair, que prefiere esperar a comprobar cómo evoluciona la crisis sanitaria para hablar de futuro para las aerolíneas:«Quizá el año que viene haya turismo... o no», sentencia.