La Catedral de Ciudad Real se llenó esta mañana de personas que acudieron con motivo de la fiesta de la Virgen del Prado, patrona de la ciudad, a la solemne misa que presidió el obispo prior, Gerardo Melgar. Estuvieron presentes autoridades de la corporación municipal, la Hermandad de la Virgen, el Pandorgo, la Dulcinea y sus damas, así como otras figuras del orden civil y militar.

El obispo, que calificó la jornada como el "cumpleaños de nuestra madre, la Virgen del Prado, a quien le gusta ver que los ciudadrealeños le demostramos nuestro cariño con amor de hijos", recordó que la celebración local se juntaba con la Asunción, lo que convertía a este día en una doble festividad en la que llamó a "tratar de encarnar las actitudes" que representa la figura de la Virgen. El obispo rompió una lanza por la vida espiritual, "incluso a quienes nos decimos creyentes", que "con nuestra vida demostramos que valoramos mucho más las cosas mundanas", y llamó a celebrar "en esta fiesta la acción de Dios en la propia vida" y a vislumbrar y seguir "los planes que tiene para nosotros".

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Melgar expuso la paradoja que considera se da en la actualidad, en que "nuestra generación admira la fe de nuestros padres, pero no la imita, cuando es lo que realmente debería hacer", buscando valores como "la fidelidad a Dios por encima de todas las cosas, que es lo que da sentido a la vida". "Nos llamamos también creyentes, y cristianos, pero, siendo sinceros, no valoramos su presencia como lo más importante", añadió, recalcando a la Virgen como ejemplo en este sentido. Así, terminó la homilía pidiendo su intercesión y ver "en ella un modelo de valoración de Dios que nos muestre y nos mueva a seguir su entrega".