Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


Gregorio Prieto

12/01/2023

Un 18 de febrero de 1990 el entonces rey Juan Carlos I inauguraba el Museo Gregorio Prieto en Valdepeñas. Lo hermoso de ese acto es que el pintor manchego pudo disfrutar de ese entrañable momento. Detrás de esa iniciativa estaba su Fundación, que ahora, más de 30 años después, y presidida por María Concepción García-Noblejas, no ha dudado en subirse al tren de la modernidad y remodelar la hermosa casa del siglo XVII que da cobijo al gran legado de este universal artista. 
Ha merecido la pena los dos años necesarios para la restauración de este espacio que acoge unas 5.000 piezas del propio Gregorio Prieto y de su colección privada (Picasso, Vázquez Díaz, Alberti…). El Museo exhibe unas 400 pinturas, dibujos y fotografías y conserva un más que interesante archivo con documentos como las cartas, esas hermosas palabras escritas a mano que ya rara vez nos arrancan una sonrisa al abrir el buzón, porque aquellas buenas costumbres nos las ha hecho olvidar la tecnología. Gregorio Prieto, artista del 27, se codeó, conoció y entabló amistad con los escritores y pintores del momento. Imaginen poder leer la correspondencia con el nobel Vicente Aleixandre, Rosa Chacel, Teresa León, Luis Cernuda, Federico García Lorca, Maruja Mallo, María Zambrano, Concha Espina, Paco Nieva… No, no imaginen porque ese sueño puede hacerse realidad.
Esta tierra de viñas, molinos, esos que tanto defendió, y buena gente, olvidada a veces e inmortalizada gracias a la pluma de Cervantes y a su hidalgo caballero, ha visto nacer a grandes artistas. Sus paisajes, sus atardeceres y amaneceres, o quién sabe qué, remueven los corazones sensibles y las mentes inquietas. Y he aquí uno de nuestros personajes más sobresalientes: vanguardista, innovador, provocador, culto, atrevido, solitario… Orgulloso de su origen manchego pese a trasladarse pronto a Madrid y vivir, en aquellos años 20, sus días y noches parisinas, sus aventuras y desventuras, sus pasiones y decepciones. París, Roma, Londres… El exilio voluntario, su regreso en los 50. Formación, descubrimiento, viajes, desamor, sombras y luces… Observen sus cuadros, sus colores, sus paisajes, sus maniquíes, lo dicho y no dicho… Voló como pájaro libre e hizo, como él mismo dijo, lo que le dio la gana.
Puede que quien más sepa de Prieto sea el historiador de Arte Javier García-Luengo, que ha dedicado años a investigar su obra, su reconocida homosexualidad y erotismo a través de sus pinturas en una época en la que era tabú y delito, su religiosidad, su personalidad, su evolución pictórica, su influencia… Gracias a personas como él, con entusiasmo y dedicación, el autor renace.
Gregorio Prieto se fue a los 95 años un 13 de noviembre de 1992. Vivía en la Residencia Nuestra Señora de la Consolación cuidado por las Hermanas de la Caridad. Entonces, Francisco Creis escribió un artículo en el Lanza donde afirmaba que este Museo era «uno de los mejores exponentes de generosidad y de amor por un pueblo y por la cultura de una región como es la Mancha». Pues que esa generosidad se siga extendiendo por el mundo para que su nombre no se pierda en el olvido.