Reventó a golpes la cabeza del ferretero antes de degollarle

Pilar Muñoz
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Los forenses que hicieron la autopsia al cadáver de Jesús Mora, dueño de una ferretería de Miguelturra, aseveran que como mínimo le asestó 15 hachazos. Faltaba tejido en el cuello y llegó a lesionar las vértebras. "Fue un crimen muy violento"

El acusado, esposado y custodiado por un policía, durante el juicio.

La exposición de los forenses ha sido clara y contundente y despeja cualquier duda sobre la muerte con alevosía del ferretero de Miguelturra el 7 de febrero de 2019 en un camino rural del término de Herencia. Nueve personas han enjuiciado en la Audiencia Provincial de Ciudad Real el crimen cometido por el acusado, un ciudadano de origen rumano, de 26 años.

Las pruebas contra Ioan Constantin M. son tan "abrumadoras" que no le ha quedado otra que admitir el asesinato, por el que puede pasar 20 años en prisión. 

Ioan Constantin M., de 26 años y origen rumano, reventó a golpes la cabeza de Jesús Mora y después le asestó "como mínimo" 15 hachazos en el cuello hasta casi degollarle, como reveló la autopsia y los restos de sangre y huellas hallados en un olivar del término de Herencia donde dejó el cadáver y dónde horas después llevó a la Policía tras entregarse en la Comisaría Provincial de Ciudad Real. Su primera intención tras cometer el asesinato fue huir a Valencia, pero cuando llevaba dos horas en la carretera que conduce a este ciudad, tras deshacerse de la ropa y móvil de la víctima, dio media vuelta y regresó a Miguelturra. Una vez en el pueblo fue a la vivienda de Jesús Mora, que solía utilizar y después se entregó en Ciudad Real.

La autopsia reveló que el conocido ferretero había sido brutalmente golpeado en la cara (ojos, sien, pómulos) y cabeza hasta el punto de que un hueso óseo de la vertebra del cuello estaba fuera, en la superficie cutánea. En la cabeza presentaba múltiples hematomas y hemorragias y "cómo mínimo" 15 hachazos en el cuello, hasta llegar a lesionar las vértebras. Los forenses no han podido concretar más porque faltaba tejido.

Ante esta contundencia, sumada a la exposición igual de rotunda de los agentes e investigadores de la Policía Nacional de Ciudad Real, la defensa ha tenido que hacer frente a una situación muy complicada. Pero todo tiene una defensa y Francisco José Díaz Alberdi ha sabido ejercerla. 

El letrado, que defiende a Ioan Constantin M. por el Turno de Oficio, no podía contradecir la realidad de unos hechos de una enorme brutalidad, reconocidos por su cliente en la reconstrucción de los hechos donde, a preguntas del juez, llegó a decir que se había asegurado el resultado de muerte en relación a los hachazos que le asestó.Contradecir esta realidad, que su cliente mató con alevosía a Jesús Mora, habría sido una temeridad por parte del abogado Alberdi. Así que le ha defendido buscando la mejor salida, conseguir que se le apliquen los mayores beneficios que concede la ley. 

El letrado ha defendido el atenuante de confesión, "no es un premio, es un beneficio legal", ha remarcado ante el jurado que enjuicia los hechos, así como la colaboración de su cliente con la Justicia y el reconocimiento expreso de los hechos.

También ha defendido que no hubo ensañamiento como sostenía la abogada Gema Cabanes, que ejerce la acusación particular en nombre de la familia de la víctima.

La fiscal del caso se ha visto obligada ha modificar sus conclusiones provisionales habida cuenta de la conformidad mostrada por el procesado y también al retirarse el agravante de parentesco por la supuesta relación sentimental entre ambos. No existe prueba de cargo. Jesús Mora era "muy hermético", según la familia, y sólo existen meras sospechas de esta relación sentimental y "las sospechas no sirven para sostener una acusación", ha subrayado la fiscal.

En cuanto al crimen, existe una "prueba abrumadora" y se pide una condena de 20 años de cárcel por asesinato y seis meses por un delito contra la seguridad vial (conducía un coche sin carné). Inicialmente la fiscal solicitaba 22 años y 25 la acusación particular, pero finalmente piden 20 años de prisión habida cuenta del reconocimiento del crimen y tras desalojarse de la causa los agravantes de parentesco y ensañamiento.

 

Un crimen "muy violento".

Los especialistas en Medicina Legal han explicado que el agredido estaba tumbado, inconsciente, cuando el agresor le asestó "un mínimo de 15 hachazos", prácticamente le degolló.

Jesús Mora "estaba vivo, consciente o semiinconsciente", ha aseverado la médico forense Carmen Garrido a preguntas de las acusaciones y de la defensa. Ha explicado que los restos de sangre hallados en la escena del crimen así lo indican. "Cuando una persona está viva la sangre sale con fuerza, el corazón tiene latidos", ha subrayado en relación a que cuando le asestó los hachazos Jesús Mora estaba vivo, otra cosa distinta es que estuviera inconsciente por los golpes recibidos.

Las lesiones que presentaba el cuerpo de la víctima son "muy violentas". Es un crimen "muy violento", ha afirmado la forense con más de veinte años de experiencia. Ha explicado que la autopsia comienza en el lugar del crimen, analizando el escenario, recogiendo restos, huellas pruebas... En esta primera fase de la autopsia, los vestigios señalaban dos escenarios, uno cerca de la carretera de Herencia (la víctima y el agresor se dirigían a Miguelturra), en un cruce de caminos donde el procesado detuvo el coche que conducía sin carné y que paró casi de un frenazo en seco tras comenzar a discutir. 

Ioan Constantin empezó a golpear a su amigo (se lió a golpes con él,  ha declarado una testigo de cargo) hasta dejarle casi inconsciente. Después lo cogió, lo metió en el coche "como un saco de patatas" y arrancó el vehículo en dirección a un lugar apartado, cerca de un olivar. Este es el segundo escenario que describen los forenses, como ya hiciera la Policía Nacional en la segunda sesión del juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, que ha quedado pendiente de la entrega del objeto de veredicto al jurado.

Una vez en el olivar, Ioan sacó del coche a Jesús, lo arrastró (había huellas de arrastre en la tierra) y lo dejó en el suelo. Fue al maletero del coche, cogió una hachuela y comenzó a golpearle en la cabeza y en el cuello hasta acabar con su vida. "Había muchísima sangre y salpicaduras que llegaron a otra fila de olivares", ha explicado la forense, quien ha añadido que todos los restos y huellas hablan de la brutalidad del crimen. De una muerte alevosa, ha remarcado en su alegato final Gema Cabanes tras recalcar que el procesado tenía intención de matar. "Ha sido escalofriante escuchar en la reconstrucción del asesinato como dice que lo hizo, le asestó tantos hachazos, para asegurarse su muerte", ha precisado para, a renglón seguido, pedir al jurado un veredicto de culpabilidad.