Los libreros sufren los efectos de seis años sin recambios

Nieves Sánchez
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Los libreros luchan cada año contra viento y marea por mantener vivos sus negocios de «cercanía y complicidad» con el cliente frente a la grandes plataformas de venta 'online' como Amazon

Los libreros sufren los efectos de seis años sin recambios - Foto: PABLO LORENTE

No pasan por su mejor momento, pero no de ahora sino desde hace ya tiempo. Los libreros luchan cada año contra viento y marea por mantener vivos sus negocios de «cercanía y complicidad» con el cliente frente a la grandes plataformas de venta online como Amazon. Durante décadas, la campaña escolar de libros de texto, que se desarrolla desde ahora hasta octubre, ha supuesto para estos comercios en torno al 40% o 45% de la facturación anual, sin embargo esa inyección de oxígeno se resiente curso tras curso por diferentes motivos, entre ellos el periodo de validez de los textos. El presidente de la Asociación de Empresarios de Papelerías y Librerías de Ciudad Real (Apepal), Juan Ángel Martín de Lucía, confirma que aunque en el cómputo anual la campaña escolar continúa siendo muy importante, el gremio ha visto reducidos «hasta cifras preocupantes» sus ingresos. «El librero ha hecho un esfuerzo increíble por rebajar su margen comercial para adaptarnos a los nuevos tiempos y a la competencia, hasta el punto que a un libro que cuesta 30 euros le estamos sacando de beneficio entre dos o tres euros, que es lo mínimo que podemos llevarnos. Nos hemos ajustado mucho en los precios para no perder cuota de mercado». A la dura estrategia comercial a la que les someten las grandes plataformas se suma «la escasa renovación» por parte de las editoriales de los contenidos de los libros de consulta en determinadas etapas educativas. «Salvo en las tres etapas de Infantil que trabajan con fichas y, por lo tanto, se tiene que renovar el material por alumno cada curso, y algunos textos de primero y segundo de Primaria, en el resto de cursos de esta etapa y en Secundaria llevamos unos seis años sin que se renueven contenidos y eso es mucho tiempo, porque en teoría tiene que haber recambio cada cuatro años», afirma Martín de Lucía, quien recalca la «incertidumbre y preocupación» que existe en el sector ante un futuro «cada vez más negro». Lo que para la mayoría de las familias, sobre todo las que tienen más de un niño en casa, es un desahogo poder disponer de los libros que han usado ya los hermanos, vecinos o primos, la segunda mano para los libreros supone la puntilla a una situación de pérdidas que arrastran desde hace años. «La venta de segunda mano es uno de nuestros mayores problemas, avivada por ese periodo tan prolongado de validez porque antes cada dos años las editoriales iban haciendo recambio de libros por etapas y desde hace seis no se está produciendo esa renovación de contenidos». Es la pescadilla que se muerde la cola.

A remolque el resto del año. La campaña escolar, en lo que se refiere a volumen, supone el mayor extra del año para el sector y un acicate para el resto del año, que se va sobrellevando mediante un goteo de ventas con las que les cuesta hacer caja. «Para nosotros, quitado la venta de libros y material en estas semanas y los próximos dos meses, es muy complicado mantenernos con lo del resto del año porque nuestros productos son lo que son: lapiceros, pinturas, libretas, etc y con eso no se hace caja diaria para mantener un negocio y pagar nóminas». Martín de Lucía lamenta que las cosas se hayan puesto «tan difíciles» para un sector que ha atendido durante años las necesidades de familias y de los propios centros educativos, mediante una campaña que significaba un sustento muy importante, pero que cada vez «por unas cosas o por otras va a menos». En este sentido, el presidente de Apepal augura el cierre de más librerías y papelerías en los municipios de la provincia. «Nuestro futuro no pinta nada bien».