Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


Los filetes de Garzón

09/07/2021

Entiendo que cualquier cosa que diga en público un ministro tiene su importancia. Pero, francamente, no veo a nadie dejando de asar unas pancetas o freír un cachopo porque lo haya desaconsejado Alberto Garzón. Ya saben que el propio ministro de Consumo lo sirvió en su boda. Y no tardarán en aparecer en fotografías pelando unas alitas de pollo o unos medallones de solomillo.

Los ganaderos harían bien en preocuparse el día que Ibai o Pablo Motos se posicionen en contra del consumo de carne, pero que no sufran por lo que diga Garzón. Ya han visto que ni Pedro Sánchez le escucha demasiado. Es más: me atrevería a decir que ni Alberto Garzón se cree a Alberto Garzón cuando dice esas cosas en contra de la industria del juego o de la carne roja. Osea, él seguro que piensa que es lo mejor en ese momento. Pero en el fondo no.
Yo lo entiendo bien porque a mí me pasa. Me levanto un sábado temprano  a correr y echo pestes de la cerveza delante de quien esté. Estoy convencido de que no la voy a volver a tocar en una larga temporada. Diez horas después tengo en la mano un botellín. Y ni siquiera creo que sea una contradicción.
Al final Garzón es un ministro de consumo bastante realista, uno que nos representa. Yo esto convencido del coche eléctrico pero entre que cuestan un riñón, que hay que buscar donde enchufarlos y tienen poca autonomía... me está costando tomar la decisión. Por no hablar de la bicicleta, que sigue en el garaje desde que la compré.
Mírese al espejo y acéptelo. Todos sabemos que debería comer menos carne. Igual que sabemos que habría que dedicarle más tiempo a estudiar idiomas o a ver documentales de La 2. Vivir siempre es una contradicción. No sean duros con Garzón.