La provincia registra 600 accidentes con animales al año

M. L.
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Aproca apunta a la mayor población de especies en el campo tras el paréntesis que supuso el COVID y pide flexibilizar los cupos en un año en el que, además, el calor retrasa la caza

Una señal de peligro por el paso de linces en una carretera de la provincia. - Foto: Rueda Villaverde

El número de accidentes de tráfico con animales involucrados que se han registrado en la provincia de Ciudad Real ha ido al alza en los dos últimos ejercicios tras el paréntesis que supuso la pandemia, que debido a las fuertes restricciones que implicó para la movilidad, rebajó la cifra hasta los 471 siniestros en 2020.

Sin embargo, en 2021 se contabilizaron hasta 613 accidentes con animales implicados en la provincia y en este 2022, hasta el pasado 31 de octubre, eran ya 583 los que se habían registrado, según los datos facilitados a este diario por la Subdelegación del Gobierno en Ciudad Real.

Las elevadas cifras, en torno a 600 siniestros anuales, llaman incluso la atención del presidente de la Asociación de Propietarios Rurales para la Gestión Cinegética y Conservación del Medio Ambiente (Aproca), Luis Fernando Villanueva, quien atribuye esta alta siniestralidad al mayor número de especies cinegéticas que hay en el campo debido al parón que supuso la pandemia y el menor control de poblaciones que se hizo. «Cuando dejas de tener una actividad cinegética en la proporción de antes y se deja de hacer ese control, el aumento es exponencial», dijo.

Del mismo modo, afirmó que los cupos de los planes de caza de las fincas están obsoletos en relación a las poblaciones actuales, porque pidió «una flexibilidad» de los mismos en el caso de que se superen, dado que en la actualidad el incumplirlos está castigado con sanciones que van «entre los 600 y los 6.000 euros». En este sentido, indicó que en las batidas o en las monterías se pueda ir hacia un control de ese «exceso de poblaciones» que posteriormente pueda acabar provocando accidentes de circulación.

retraso por el calor. Luis Fernando Villanueva se refirió a la vuelta a la normalidad de la actividad cinegética tras el fin de las restricciones, pero señaló no obstante la situación atípica que se vive por el calor. «Cazar a 26 o 27 grados en noviembre es un auténtico disparate», en referencia a cómo el calor está condicionando la nueva temporada, lo que ha derivado ya en que haya sociedades de cazadores que hayan retrasado su inicio.

Comentó que están esperando a ver si la lluvia y una posible bajada de las temperaturas deja una mayor humedad en el campo, ya que actualmente los perros pueden sufrir lesiones y «se cansan más». No obstante, el responsable de Aproca indicó que en el ojeo se están volviendo a registrar «cifras anteriores a la pandemia», con la llegada también de cazadores extranjeros que tienen a la provincia de Ciudad Real como su referente, sobre todo en comarcas como Campo de Montiel y Campo de Calatrava, aunque señaló el impacto que está teniendo la sequía y el calor en el desarrollo de la temporada de caza mayor.