Se busca gente para el campo

I.M./Albacete
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Estamos ante un sector que hoy por hoy no sólo está envejecido o tiene cada vez menos presencia sino que también en el último año ha visto rebajada en un ocho por ciento su renta

Se busca gente para el campo - Foto: Rubén Serrallé

El próximo mes de febrero Asaja tiene previsto convocar movilizaciones en protesta por el bajo precio de venta de los  productos y por los altos costes  que deben de soportar los agricultores  frente a los productos que llegan de fuera, que vienen de terceros países con arancel cero,  que son más baratos  y que tienen menos exigencias de controles en su producción, que las que puedan darse aquí. Estamos hablando, entre otros, de las lentejas llegadas de Canadá, de las alubias de Estados Unidos, del  maíz procedente de Brasil o del Mar Negro, del trigo de Ucrania o de Rusia, de las naranjas de Sudáfrica, de vinos de Argentina o de Chile o del aceite procedente de Egipto.

El secretario regional de Asaja, José María Fresneda, ya advirtió en diciembre que ya ha llegado la  hora de «sacar los tractores a la calle» y «paralizar» el país. A su juicio, ya no vale «mantener un perfil bajo».

Asaja, que mantiene un visible malestar con el Gobierno regional al que acusa de «hacer muchos anuncios, que no se trasladan a la realidad» ,solo ve dejadez de funciones a nivel nacional para defender el campo. Ejemplo de ello sería la actual ‘guerra de aranceles’ con Estados Unidos, que afecta a productos como el aceite o el queso manchego y que podría dejar un agujero de 4.000 millones en la industria agroalimentaria» en 2020.

A pesar de que estamos en una comunidad en donde el peso de lo  público es muy importante, hoy por hoy la industria agroalimentaria, ya viene, en resumen, a representar en el conjunto de la región castellano-manchega  el 15% del Producto Interior Bruto, de su riqueza,  según recuerda, del secretario general de UPA en Castilla-la Mancha, Julián Morcillo.

 No obstante, pese a ser un sector intervenido desde el principio al final y  con una pérdida a nivel nacional en el 2019 de un ocho por ciento en la renta agraria, la agricultura sigue siendo un sector clave y con futuro, desde el punto de vista no sólo de que hay que seguir abasteciendo al mercado tanto nacional como internacional sino también en el sentido de que la previsión es que el consumo de la población se vaya a incrementar en los próximos años, al margen de ser un elemento de fijación de la población o una actividad crucial para la inmensa mayorías de los municipios de la comunidad.

radiografía. Ahora bien, los reprsentantes del sector consideran que lo que toca ahora es garantizar el futuro. Y para ello hay que seguir apostando, por un lado, por renovar un sector cada vez, además, con menos gente, hasta el punto de que si hace tres décadas los agricultores venían a representar a nivel nacional el 12% de la población de este país,  en la actualidad son el cinco por ciento, dándose, igualmente la circunstancia de que al año, según  las últimas estadísticas publicadas, se están dando de baja unos 2.000 autónomos como agricultores, y otros 7.000 puestos fijos se  vienen perdiendo sólo en agricultura.  

Además, de cada 10 agricultores que hay en activo, sólo uno tiene menos de 40 años de edad, y seis tienen más de 50, de manera que de unos años acá sobre el 33% de los agricultores actuales entrarán en la edad de la jubilación.

Y, por otro, dice Julián Morcillo, de UPA, habrá que apostar por la puesta en marcha de una política agraria comunitaria que abarque más allá de las ayudas y de la producción de alimentos, con apuestas cada vez más presentes en lo que se conoce como agricultura ecológica, en el mantenimiento del entorno, en el tratamiento del suelo, en el respeto, en definitiva, del medio ambiente.

«Se habla y mucho de despoblación pero mientras no consigamos hacer ver que la ganadería y la agricultura pueden llegar a ser negocios, va a costar y mucho lograr lo que se conoce como relevo generacional y de paso conseguir que las localidades no se vacíen de vecinos. No hace falta recurrir a ver lo que está pasando en provincias como Guadalajara y Teruel, por citar dos casos, es suficiente con echar una mirada a las dos sierras albacetenses y a algún pueblo de los que se conoce como pueblos de secano para ver  que cada vez resulta más difícil sacar rentabilidad a esto de ser agricultor y ganadero, y si esto no se logra difícilmente uno va a optar por quedarse», concluye Jorge  Navarro, presidente de Asaja en Albacete