Estamos ante una novela gráfica sobre la pandemia, ¿en qué momento se planteó este trabajo?

Supongo que, ante una experiencia tan potente y que tanto ha marcado a la humanidad, todos aquellos que trabajamos desarrollando nuestra creatividad hemos sentido la tentación (y la necesidad) de comenzar una obra basada en ella. Más de un guionista se habrá planteado escribir algo y más de un dibujante habrá hecho como mínimo algún boceto sobre la pandemia. En mi caso, ambas cosas. Después de los dos primeros meses del encierro, empecé a plantearme comenzar un nuevo trabajo con esta situación como eje principal. No había encargo previo ni acuerdo editorial alguno, lo que suponía arriesgarse a que una vez acabada quedara inédita, pero aun así me puse a ello.

¿Cómo fue su experiencia de la pandemia en aquella primavera de 2020?

Como para todos, supongo, una sorpresa, una novedad y un cambio en la forma de ver la vida en medio del torbellino de noticias impactantes que cada día nos inundaba. 

¿Cuánto tiempo estuvo dedicado a este proyecto?

Unos 15 meses. De mediados de la primavera de 2020 a inicios de otoño de 2021.

¿A qué se refiere el título de Polvo en el aire?

Es un poco la conclusión a la que llegan mientras conversan dos de los personajes al final del penúltimo capítulo del libro. Una metáfora que, indirectamente, propone al lector una manera (otra) sobre cómo abordar en esos momentos la situación del mundo y la vida en general. Para entender esto con más detalle hay que, naturalmente, leer el libro. 

El COVID-19 ha generado obras en prácticamente todas las modalidades artísticas, ¿qué aporta el género de la novela gráfica a ese caudal?

Entiendo que no es una cuestión de qué medio (en general) aporta algo. Mi punto de vista no es qué aporta sobre la pandemia el cine, la pintura, la prensa, internet, etc…o la novela gráfica, sino qué es lo que aporta una obra, independientemente de la disciplina. En este caso, con el lenguaje del cómic y un formato de novela gráfica de 114 páginas a color, Polvo en el aire es una reflexión sobre cómo algo que inicialmente puede parecer sólo una catástrofe nos deja más a la vista aquello que de verdad tiene importancia en la vida. Intenta, sobre todo, hacer llegar al lector un chorro de aire fresco y vitalidad en medio del tsunami de acontecimientos de estos años. Respecto a su formato; el que sea una novela gráfica puede que amplíe más fácilmente el arco de edades de posibles lectores; desde adultos a jóvenes. Claramente, no es una obra para niños. 

¿Qué reflexión hace de aquella primavera de 2020?

Sin duda, todos los que hemos sobrevivido a esta pandemia hemos cambiado de una u otra forma. Esperar que se cumpliera aquella frase optimista, ingenua y cargada de buenas intenciones, de «todos saldremos de ésta mucho mejores», era esperar demasiado. La pandemia ha hecho aflorar lo peor de muchas personas, pero también lo mejor de otras. De igual forma que han aparecido desalmados tratando de enriquecerse a costa del dolor y el miedo ajeno, hemos visto a personas ayudando a vecinos, ciudadanos organizando bancos de alimentos solidarios, sanitarios jugándose (literalmente) la vida por los demás, y a veces perdiéndola... Creo que el encierro y el peligro colectivo han dejado bien a la vista quién es cada uno, y eso es bueno porque 'nos ha retratado' a todos. Personalmente, me reafirmo en mi confianza en la fortaleza del ser humano y en su resiliencia, esa capacidad de adaptarse y superar situaciones adversas. Básicamente, esa es la idea que subyace en la obra y sobre la que gira el relato, que propone un mensaje positivo.