Nines López Muriel es una de las aficionadas más emblemáticas del Viña Albali. Desde que llegó a Valdepeñas hace 16 años, se sintió rápidamente identificada con el club y sus valores y desde entonces ha sido testigo del crecimiento de la entidad hasta la élite.

Su historia es singular porque es natural de Jaén y su hermano Gustavo fue entrenador del Jaén Fútbol Sala, cuando estaba patrocinado por el Real Jaén.  

A pesar de ello, aclara que no tiene el corazón dividido y que desea que gane el Viña Albali, aunque admite que cuando no se enfrenta con el conjunto vinatero siempre desea que los amarillos triunfen. 

Junto a su familia es abonada del Viña Albali y acompaña al equipo siempre que puede en sus desplazamientos. De hecho, su nieto Rafael nació el mismo día que el equipo de sus amores disputaba la semifinal de Liga de la pasada temporada frente al Levante. Pequeños guiños del destino.

Cuando el sorteo quiso emparejar de nuevo a Viña Albali y Jaén confiesa que fue un disgusto, pues ya había ocurrido lo mismo en la Copa de España. «Esto es una pesadilla ya. Para mí es un sufrimiento, lo paso fatal cuando se enfrentan».

Del Viña Albali destaca los valores de humildad y ser un club muy familiar. «Soy muy aficionada, pero a la vez muy respetuosa», aclara, y es que para López Muriel el fútbol sala es un estilo de vida que le ha permitido conocer a gente y lugares de toda España. Por eso, es muy crítica con la rivalidad que surge a través de las redes sociales y que, a su juicio, está motivada por «unos pocos que ni saben de fútbol sala ni van al pabellón, ni se identifican en esos mensajes. El fútbol sala es un deporte muy bonito y, aunque nos haga sufrir tanto, hay que quererlo y disfrutarlo», argumenta.

De cara a la semifinal del sábado prefiere no hacer ningún pronóstico, sólo que se viva un gran partido dentro de la pista y un magnífico ambiente en la grada. Allí estará junto a su familia y muchos amigos de Jaén, cada uno animando a su equipo y «que gane quien más se lo merezca. Creo que habrá mucha igualdad», concluye.