Fenavin cerró ayer sus puertas a su edición más singular, más difícil y la de mayor incertidumbre. La pandemia obligó a suspender su celebración en 2021, que hubiera sido su año natural, y la desplazó en el calendario a un 2022 con varias ferias del mismo sector programadas, como la prestigiosa ProWein, que comienza este mismo domingo en Düsseldorf (Alemania). Esta circunstancia, unida la esperada ausencia de importadores de los países asiáticos, donde el coronavirus aún está provocando muchas restricciones en la movilidad, o de compradores rusos, por los efectos de la guerra en Ucrania, se notaba en los pasillos del recinto ferial, donde las bodegas han echado de menos a este tipo de clientes, aunque, en general, éstas han acabado su experiencia en el certamen de Ciudad Real con un alto grado de satisfacción, según los testimonios recopilados por La Tribuna.
Los bodegueros consultados alaban tanto la organización como las instalaciones, aunque coinciden en la idoneidad de que la infraestructura ferial de Ciudad Real evolucione hasta «acabar con las carpas», algo que está previsto que suceda en la edición de 2023. Por lo demás, poco que mejorar en una feria en la que la Galería del Vino ha vuelto a ser su epicentro más atractivo y productivo.
En lo que sí han coincidido varios de los entrevistados es en la necesidad de revisar los horarios de la feria, tanto los de inicio como lo de cierre; en una palabra, concentrarlos más, porque «quizás las nueve de la mañana no sea la mejor hora para que el paladar esté preparado y saborear como se merece un buen vino». Otra de las 'quejas' que se han escuchado ha sido la presencia demasiado numerosa de visitantes «no profesionales», o las «molestias» que a los bodegueros y clientes han ocasionado todo lo que rodea a las visitas del rey Felipe VI o del presidente del Gobierno, «amantes del vino, pero no compradores», decían.
Fenavin 2022 colma las expectativas de los bodegueros - Foto: Rueda VillaverdePero al margen de esto, los exhibidores que han estado en Fenavin 2022 se marchaban a sus puntos de origen satisfechos después de disfrutar de la que consideran como la feria del vino español más importante del mundo.