El virus que lastra la productividad

C.C. (SPC)
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La eficiencia en las empresas españolas se desploma un 7,5% entre 2017 y 2021 por la elevada inflación que desincentiva a los inversores

El virus que lastra la productividad

El año 2022, al que le faltan solo dos meses ya para finalizar, se recordará como uno de los ejercicios más difíciles de gestionar para la economía. Los efectos de la pandemia debían haberse superado y lejos de dejar un balance positivo en el tejido productivo queda una sensación muy pesimista por las consecuencias que la invasión rusa en Ucrania han ocasionado en sus balances.

Con una inflación disparada, con los costes de la electricidad y el gas en máximos históricos, la escasez de materias primas y una subida de precios generalizada, la productividad española no solo no ha conseguido despegar, sino que se ha desplomado un 7,5% entre 2017 y 2021, según advirtió la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) en su último informe macroeconómico.

Los economistas explicaron que este fenómeno se debe, en parte, al reducido tamaño del tejido productivo en el que las pymes representan el 98% de las compañías del país, el 70% del empleo y el 65% del Producto Interior Bruto (PIB).

Asimismo, denunciaron las crecientes cargas burocráticas a las que tienen que hacer frente y, sobre todo, el endurecimiento del entorno normativo. A esto, se suma también el sobrevenido incremento de costes que están registrando las empresas en estos últimos meses, que también está lastrando los índices de su productividad.

Según Cepyme, es «urgente acometer reformas estructurales que den seguridad jurídica y completen el Plan de Recuperación en materia fiscal y laboral para fomentar un escenario proempresa». En el último año, las pymes denunciaron el alza de la presión fiscal que están soportando, tanto impositiva como en forma de cotizaciones que, según señalaron, está desincentivando de forma directa la inversión necesaria para aumentar sus valores de productividad.

Los analistas sostienen que el aumento de la presión fiscal en estos tiempos difíciles y de incertidumbre se traduce de forma directa en un recorte de la efectividad.

En España, las empresas aportan el 31,9% del total de la recaudación que recibe Hacienda, mientras que en la eurozona este porcentaje baja al 24,6%, según el Instituto de Estudios Económicos (IEE). La presión fiscal está en el país un 12,8% por encima de la europea. A esto, hay que sumar, además, que, desde 2018, las cotizaciones sociales han sufrido un fuerte aumento. De hecho, las bases mínimas se han incrementado más de un 40% y las máximas un 18,5%.

El presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, ha denunciado que «hasta ahora, lo que estamos viendo es que las ganancias de productividad se las quiere apropiar el Gobierno» para hacer frente al desorbitado gasto que acumula y a una deuda pública que a cierre de agosto era de 1,491 billones y un pasivo per capitat de más de 30.000 euros.

En este sentido, también se pronunció hace unos días el Banco de España que recomendó reformas profundas para ganar productividad e incentivos para incrementar el tamaño de las organizaciones empresariales que son las responsables de que este indicador suba o baje.

El director general de Economía y Estadística del supervisor financiero, Ángel Gavilán, declaró que «La productividad no es el problema, sino que es el síntoma de las numerosas aflicciones que tiene la economía española», y puso sobre la mesa los numerosos obstáculos que tienen a día de hoy. «No es un problema sectorial, sino que la productividad es menor en toda la actividad económica», en relación con las principales potencias de la UE.

Además, Gavilán reclamó la eliminación de las numerosas barreras legales y fiscales que tienen las empresas cuando ganan tamaño. 

Límite

La realidad del tejido productivo es que muchas sociedades no quieren superar los 49 trabajadores porque la ley les obliga a crear un comité de empresa desde 50. Además, a partir de una cierta dimensión de facturación y beneficios suben también los impuestos.

Finalmente, el alto cargo del Banco de España advirtió de que es necesario «ajustar los incentivos fiscales» para que las pymes inviertan en I+D+i para mejorar la productividad y para tratar de que también se beneficien de estas ventajas «igual que las grandes».