Diego Murillo

CARTA DEL DIRECTOR

Diego Murillo


Ciudad Real viaja en Cercanías

24/10/2022

El caos que han sufrido los usuarios en los Avant durante la semana pasada no ha sido casual. El deterioro en la prestación del servicio por parte de Renfe con la ineficaz respuesta de Adif ha derivado en un incomprensible trato a la línea más longeva de la alta velocidad en España. No es casual porque los incumplimientos se venían repitiendo desde hace meses. Y como suele ocurrir en las cadenas de errores, averías y fallos, el desconcierto llama a la puerta más pronto que tarde. Los retrasos y la falta de respuestas han colmado la paciencia de los viajeros de un tren conocido inicialmente como lanzadera. 
Ciudad Real era hasta hace unos quince años una de las capitales privilegiadas, junto a Puertollano y Córdoba, que disfrutaba de un servicio de media distancia que permitía hasta el día de hoy a miles de trabajadores desempeñar un empleo en las grandes urbes con cierta comodidad. Unas 600 personas suben a Madrid desde la provincia cada día para tener una nómina acorde a su formación académica. En su momento, se pensó la alta velocidad como una posibilidad de convertir a Ciudad Real en una ciudad dormitorio de la capital española. Fue generadora de importantes proyectos urbanísticos e industriales que no terminaron de cuajar. Permitió acercar la puerta de Atocha en tan solo 50 minutos, lo que generó unas expectativas, que justo 30 años después, no se han cumplido. 
En primer lugar, porque la alta velocidad saltó al resto de capitales de provincia con una rapidez inusitada, con lo que Ciudad Real y Puertollano volvieron a esa especie de ostracismo que les había mantenido durante siglos en cuanto a comunicaciones. Con la entrada de nuevos destinos, el interés era más importante de los habitantes de la provincia por salir que por los foráneos en emprender o visitar nuestras ciudades AVE. En esa red de mapa de la alta velocidad, Ciudad Real ha sido relegada a tener otros materiales, otras preferencias. Por ejemplo, las actuales unidades de trenes que cubren la línea Puertollano-Ciudad Real-Madrid son más ineficaces con múltiples averías, retrasos y cancelaciones. Tras la pandemia, no se han recuperado servicios como el de Cádiz, Huelva o Granada. Y, además, hace unas semanas Ciudad Real salió del circuito Sevilla-Cuenca-Valencia.
Más allá de las incidencias diarias, el hartazgo de los commuters viene de lejos. En estos 30 años de alta velocidad, cuando se les pregunta a los viajeros, en su mayoría manifiestan cierto cansancio acumulado por el esfuerzo repetitivo de años de levantarse a las 5 o 6 de la mañana para volver por la tarde y desembolsar 600 o 700 euros al mes sin ventajas ni comodidades como sí tienen otros habitantes de la región y otras comunidades. Ese 'privilegio' con el que los ha acompañado en estas tres décadas no les daba derecho ni siquiera a protestar por ser el Avant un servicio público, es decir subvencionado por el Estado. Pero la realidad, y ahora subyace con más fuerza, es que existe un agravio comparativo con las ventajas de los viajeros de Cercanías de Guadalajara y autobuses de Toledo en su convenio con el Consorcio de Transportes de Madrid. Es hora de que se garantice el servicio de calidad, se gratifique a los viajeros y el Avant deje de ser un Cercanías por tantas incidencias.