Lluvia, lluvia y lluvia, es lo único que quiere el sector del almendro de la región para poder tener, al fin, una temporada normal. De momento, la floración «viene en fecha» y en el campo ya se disfruta de la imagen que ofrece este cultivo en flor, pero su producción dependerá, sí o sí, de que se registren o no precipitaciones.
«Si llueve, irá bien; si no llueve, irá mal», afirmó a este diario el portavoz de la sectorial de Frutos Secos de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, Emilio Galdrán, quien aseguró que «con poco que llueva, tirarán para adelante, pero tiene que llover».
De hecho, en el sector no piensan en otra cosa. Mirando al cielo y consultando la previsión meteorológica, consideran que el agua será fundamental para salvar o no la futura campaña y para poner fin a la mala racha que encadena. «Llevamos tres o cuatro años delicados, pero la última campaña fue catastrófica, nunca había pasado algo así». Y es que el año pasado entre el 80 y el 100 por cien de la producción de la región, dependiendo de las zonas, se perdió principalmente a consecuencia de las heladas registradas en abril. El trabajo de todo el año se fue por la borda, causando así importantes pérdidas para el sector.
Por eso, ahora en la mente del sector no hay otra cosa que lluvia, puesto que señalan las consecuencias que puede tener «la falta de agua». «Si no llueve, esa flor que tiene ahora el árbol, se pierde».
En el caso de que se solvente esa primera situación en relación a las necesidades hídricas de las plantas, el siguiente temor serán las posibles heladas, como las que se produjeron en abril del año pasado y en las que el sector no quiere ni pensar.
Y es que también tienen otro problema por delante: la plaga de la avispilla que ha afectado en los últimos años a algunos de estos cultivos y que también merma la producción. «Los almendros no han tenido la producción que tendrían que tener, por las heladas y también por plagas como la avispilla, que es cada vez más complicado tratarla», detalló Galdrán.
Por todo ello, el sector cruza los dedos para que la campaña salga adelante. Además, hay que tener en cuenta que es un cultivo que ha experimentado un boom en los últimos años. El propio consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, detalló el pasado mes que la superficie había pasado de 75.000 hectáreas a 155.000 en sólo cinco años, creciendo a un ritmo superior a las 10.000 hectáreas por año. En el caso de la provincia, contaba en 2020, último dato detallado por el Ministerio, con 35.108 hectáreas, las cuales previsiblemente han ido al alza.