Al coronel Juan Luis del Hierro, in memoriam

Miguel Ángel Rodríguez
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Miguel Ángel Rodríguez, diputado de las Cortes de Castilla-La Mancha recuerda al reciente fallecido Juan del Hierro

Pasaban pocos minutos del sábado 22 de febrero cuandorecibí la triste noticia del fallecimiento de un soldado de España. Tras una fructífera vida dedicada al Ejército y a su familia, el coronel Juan Luis del Hierro Gil (Picón, 1937), ha rendido su alma a Dios. Traté al coronel del Hierro cuando, ya retirado del servicio, asumió la responsabilidad de presidir en Ciudad Real la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil. Se fijó como misión acercar el conocimiento de las Fuerzas Armadas a los más jóvenes, eso que se ha dado en llamar “cultura de Defensa” y que no es otra cosa que conocer, amar y respetar a nuestras Fuerzas Armadas, con el convencimiento de que la Defensa es cosa de todos. Este último cargo, que ostentó hasta 2016, solo fue la culminación de una larga trayectoria de servicio a Españaque comenzó en la Academia General Militar de Zaragoza, en un ya lejano año de 1957, cuando obtuvo su primer empleo como caballero cadete. Allí se empapó de los valores de nuestro Ejército, plasmados en las Reales Ordenanzas. Valores que se grabaron a fuego en el joven Juan Luis del Hierro quien siempre recordaría ese artículo 15 que establece la primacía de los valores morales enraizados en nuestra “secular tradición”, valores “de los que sus miembros ( de las Fuerzas Armadas) harán norma de vida”. Desde entonces palabras como patriotismo, honor y ejemplaridad fueron efectivamente su norte y su guía y fueron cualidades que le han acompañado hasta el fin de sus días.

Muchos fueron los destinos posteriores, unos más lejanos y otros más cercanos, pero siempre con Ciudad Real en el corazón y así, tras el desempeño de los empleos correspondientes y tras su ascenso a coronel en 1990, en junio de 1992 recaló definitivamente en nuestra ciudad para ejercer el cargo de Gobernador Militar y Jefe de la Jefatura Logística Territorial. A partir de ese momento Juan del Hierro se implicó en la vida de la ciudad y de la provincia y su presencia en actos civiles y militares fue constante. El 30 de junio de 1995, tras treinta y ocho años de servicio activo, pasó a la reserva. Unos días antes, en la última jura de bandera que presidió en el Batallón de Helicópteros de Ataque de Almagro, cuando todavía quedaban algunos años para la supresión del Servicio Militar Obligatorio, se dirigió a los reclutas y les dijo: “debéis sentiros orgullosos de ser españoles, porque habéis jurado ante la bandera que simboliza la Patria, y aunque materializada en tela, no es ningún trapo como pretenden quienes están muertos a los sentimientos de la Patria. Es España, porque en ella ondea toda su historia”.Hoy que España vive situaciones convulsas en alguno de sus territorios, la palabras del coronel del Hierro cobran plena vigencia.  

Juan Luis del Hierro y su esposa han tenido cuatro hijos y una hija que me honran con su amistad. Sin duda el ejemplo paterno y la buena sombra que proyectaba haninfluido decisivamente para que tres de ellos sean militares y uno policía, siendo la única mujer funcionaria de la Excma. Diputación, por lo que se puede decir que los cinco son servidores públicos. Quiso el destino que una de las últimas apariciones públicas del coronel del Hierro fuera en octubre de 2017, con ocasión de la toma de posesión de uno de sus hijos, el también coronel de Infantería Diplomado de Estado Mayor, Juan Manuel del Hierro Rodrigo, como subdelegado de Defensa en Ciudad Real, cargo equivalente al de Gobernador Militar que desempeñó el padre. Los que tuvimos la suerte de acompañar a la familia del Hierro ese día no tenemos claro si era el padre el que estaba orgulloso del hijo o más bien era al revés, porque quizá eran ambas cosas. Juan nos emocionó a todos al mencionar a su padre y tuvimos claro que el ejemplo de la madera limpia y firme de un buen español había calado en todos sus hijos. Caballero cristiano, devoto de la Virgen del Prado a la que tantas veces acompañó en su día grande por las calles de nuestra ciudad, a buen seguro que ya está gozando de la presencia del Padre sabiendo, como dice la oración tantas veces cantada, que “la muerte no es el final”. A la orden de usía, mi coronel. Descanse en Paz.