José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Catarí que te vi

23/11/2022

Las sorpresas, y son muchas, de los mundiales de fútbol del presente año en el Emirato de Qatar –conocido desde la sospechosa y cuestionada votación de diciembre de 2010, como Qatar'22– no dejan de fluir y aumentar sospechosamente. Sorpresas como las de realizar, por primera vez en la historia de la competición, un campeonato del mundo en el otoño climático, por buscar temperaturas compatibles con la práctica del deporte, cambiando todo el calendario internacional del fútbol profesional y competiciones europeas y sudamericanas, para gusto del Emirato. La realización, además, de ocho estadios, tan costosos como llamativos, tan complejos como icónicos y capaces de albergar en conjunto a 450.000 personas. Todo ello, para una población del emirato de 2,7 millones, hace cuestionar la utilidad postrera de las obras millonarias una vez finalizada la competición. 
¿Qué van a hacer los cataríes con esos estadios inmensos y climatizados, con una liga local raquítica y escasamente competitiva?, ¿hay equipos y clubes en Qatar para mantener la tensión competitiva y llenar los estadios de manera continuada? Sabiendo, como sabemos, que no hay clubes privados en la liga catarí –como ocurre en otros tantos países con competiciones normalizadas–, titulares de las instalaciones usadas en el campeonato mundial, que seguirán utilizándolas después. Estadios y obras complementarias –de apoyo, de comunicación y centro de prensa, de infraestructuras y de alojamiento y hostelería– que han costado la friolera de 225.000  millones de dólares, cantidad así declarada por Hassan Al Thawadi, secretario general del Comité Supremo para la Entrega de las obras en el Emirato. 
Cantidad contable, por no hablar de la cantidad incontable. La de los estimados 6.500 obreros –hindúes, bengalíes y asiáticos del este– fallecidos en el transcurso de las repetidas obras por trabajar en condiciones extremas, por más que se hayan producido desmentidos reiterados y acusaciones diversas. Y así y con ello, la imagen nocturna del estadio Khalifa –sorprendente en los recursos desplegados y digna de una estampa de Las mil y una noches– no impide las reacciones negativas sostenidas por buena parte del establecimiento deportivo que han cuestionado el cumplimiento de los derechos humanos en el emirato. Que ello no importa lo demuestra el despliegue excepcional de la RTVE pública, con un gasto reconocido de 40 millones de euros –gastos de desplazamiento y canon de derechos de transmisión, movilizando a 90 personas del equipo humano y técnico, y a dos unidades móviles, para dar cobertura al evento y generar unas pérdidas de 20 millones para engrosar el déficit contable.

ARCHIVADO EN: Catar, Derechos Humanos, RTVE