La crisis acelera la digitalización

Carlos Cuesta (SPC)
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El avance del coronavirus ha puesto de manifiesto las ventajas de gestionar la tecnología para garantizar la productividad y competitividad en sectores estratégicos como industria y comercio

La crisis acelera la digitalización

En un país donde la crisis del coronavirus afecta a más de seis millones entre trabajadores asalariados y autónomos, y donde el panorama de futuro se vislumbra poco optimista, la digitalización se muestra como una solución y una oportunidad para que la economía de un paso adelante y aporte un mayor grado de valor añadido en sus productos y servicios, especialmente los que comercializa en el exterior. 

Si algo ha quedado demostrado en estas semanas de confinamiento es que 10 millones de alumnos han salvado las clases gracias a las tecnologías digitales con plataformas en internet para seguir el curso. Lo mismo ha ocurrido a miles de profesionales en toda España que han podido continuar con sus tareas gracias al teletrabajo o las miles de compañías con negocios digitales que, a través de sus páginas web, han continuado con sus actividades comerciales sin perder la facturación de sus balances.

La economía productiva necesita avanzar en competitividad y la actividad online se está imponiendo por defecto. Las empresas son más conscientes que nunca que necesitan estar preparadas para un consumidor globalizado y dependiente de las nuevas tecnologías.

La realidad en España deja cifras que aún no son muy alentadoras. El año pasado, 10,7 millones de trabajadores no se habían formado nunca en ese terreno y solo 12 millones, el 33,5%, podía acreditar habilidades digitales básicas en sus empleos. 

Se trata de una carencia muy importante de especialistas en TIC. Según la patronal de las grandes telecos, DigtalEs, en España hay 10.000 empleos tecnológicos vacantes por falta de cualificación, lo que obliga a a las empresas a buscar este tipo de perfiles profesionales en el exterior.

Por sectores, el mayor atraso se da en construcción, seguido de actividades administrativas y auxiliares, y transporte.

La paralización de la actividad por el avance de la COVID-19 ha demostrado que las empresas que no están en este mercado digital y no hayan sido capaces de adaptarse tienen los días contados. El esfuerzo inversor en herramientas TIC de España está lejos de los Estados avanzados de la UE. El gasto en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones se desplomó el pasado año un 25%, hasta situarse en niveles de 2015, con 3.204 millones de euros y una caída de 1.100 millones en solo un año, según el INE.

El foco de los negocios está en la eficiencia, la productividad, la agilidad y en dar respuestas a un mercado competitivo, global y tremendamente exigente.

Para los expertos ha quedado patente en esta crisis provocada por la COVID-19, que la tecnología es fundamental y ha pasado la prueba con nota facilitando la actividad de un gran número de empresas que llevan tiempo invirtiendo en modelos