La devaluación salarial frena la recuperación

C.C. (SPC)
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Los altos costes de la energía y las materias primas obligan a las empresas a ajustar los sueldos para mantener su competitividad

La devaluación salarial frena la recuperación - Foto: Imagen de jcomp en Freepik

John Maynard Keynes, uno de los economistas británicos más influyentes del siglo XX, afirmó que la deflación, es decir, el descenso continuado de los precios y los salarios, era «lo peor que le puede pasar a la economía», especialmente en momentos de crisis puesto que frena el consumo, destruye riqueza y erosiona el empleo. 

El contexto actual viene marcado por unos costes económicos desorbitados de la energía y las materias primas por la guerra de Rusia en Ucrania, así como por las dificultades que suponen a empresas y familias unos tipos de interés que en solo dos meses han pasado de estar en negativo a superar ya el 1,25%, o el euríbor que cerró agosto en 1,24% y a día de hoy ya supera el 2% lo que dibuja un panorama lleno de incertidumbres y de una crisis que va a costar tiempo superar.

Ante esta realidad, la salida que han adoptado las empresas para poder seguir siendo competitivas, dado que no pueden bajar los costes fijos de la energía o de las materias primas, es ajustar los salarios para que no se descontrolen, aunque esto suponga dejar a los trabajadores con un poder adquisitivo alejado de la inflación, los que les empobrece y les hace vulnerables. Las empresas juegan en su contra puesto que deflactar las retribuciones es frenar la recuperación y llevar a la economía a una recesión que, de prolongarse, puede acabar con sus negocios.

Los economistas sostienen que es difícil para los empresarios afrontar subidas que les afectan directamente en sus negocios con un IPC que lleva más de tres meses por encima del 10% y con una inflación subyacente que se acerca al 7%. Sin embargo, la solución de congelar o de no ponerse a la altura con sus trabajadores puede conllevar descapitalizarse de talento en el corto plazo y que los asalariados se busquen otras compañías donde les garanticen mejores condiciones laborales.

Según un estudio publicado esta semana por la consultora Mckinsey, el 40% de los trabajadores de todo el mundo prevé abandonar su empleo en los próximos seis meses. La industria más afectada por este éxodo laboral está siendo ya la del consumo y retail con un 76% de sus empleados, seguido por el sector público con un 72% y, en tercer lugar, el de finanzas y seguros con un 65%.

En este escenario, Infojobs ha informado que registrará en 2022 una cifra récord de ofertas, ante la gran cantidad de vacantes que existen. 

Se trata de un fenómeno que coincide con la opinión de la mayoría de los sectores que alertan que no encuentran trabajadores, sobre todo, de cierta especialización para sacar con solvencia sus proyectos.

Los profesionales con más recursos y más talento, que llevan sufriendo crisis continuas no esperan la firma de convenios que no acaban de llegar, ni promesas que no se cumplen, ni salen a manifestarse como sucede en el sector público y están tomando la determinación de dedicarse a otras actividades, incluso, fuera del país. En este sentido, arquitectos, personal sanitario, informáticos, ingenieros, financieros y expertos en logística son los trabajadores que se están abriendo paso en los mercados internacionales.

Medidas de protección

Ante la realidad económica que puede agravarse aún más en los próximos meses y que la tasa de vulnerabilidad y de pobreza, que ya se acerca al 30% de los hogares españoles, se convierta en un problema estructural, los agentes sociales están planteando medidas urgentes al Gobierno.  

El incremento salarial es la primera exigencia que se intentará negociar que, aunque no se espera que llegue a las cifras de la inflación, sin embargo, pueda evitar que los hogares superen el bache a lo largo de los próximos trimestres y el país no caiga en recesión. Otras negociaciones pasan también por la creación de un fondo destinado a las familias con menores recursos que, ante el encarecimiento del precio del dinero y de sus préstamos, puedan salir adelante. Y finalmente, el Gobierno y la banca están buscando alternativas a los hogares que no puedan pagar sus hipotecas por la subida del euríbor.