Negocios varados en la incertidumbre

Patricia Vera
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Iban a emprender con ilusión una nueva aventura y la crisis sanitaria les cayó de golpe: Sara Ferrer no llegó a abrir su zapatería y Fernando Bravo y Leticia Mateo no pudieron contratar

Negocios varados en la incertidumbre - Foto: Tomás Fernández de Moya

El repentino cierre de establecimientos por la declaración del estado de alarma dejó en la estacada a algunos negocios que estaban a punto de abrir sus puertas. Para ellos, la crisis sanitaria ha sido la normalidad en sus primeros días de andadura, de tal manera que están aprendiendo a defenderse en la incertidumbre sin experiencia a la que agarrarse.

Sara Ferrer iba a abrir su zapatería, SNA, en Fuente el Fresno el día 14 de marzo y se quedó con la persiana bajada y todo el género dentro. Por la fecha en la que iba a abrir, en mitad de la campaña de primavera y verano, se había surtido directamente de distribuidores y así lo tendrá que seguir haciendo en las próximas por no poder prever qué ocurrirá. «No puedo pedir y pagar seis meses antes, por lo que seguiré comprando así», afirma, para conseguir los artículos que quiere vender a sus paisanos: «Zapato económico, de temporada, algo nacional pero, sobre todo, internacional». Ha aprovechado estas semanas para poner a punto sus redes sociales y comenzar a darse a conocer, incluso ha servido zapatos a domicilio para aquellos que lo precisaran.

Su apuesta no iba solo por el calzado, sino que iba a complementar los ingresos con una agencia de viajes franquiciada, que se ha quedado sin poder operar no solo por el estado de alarma sino por la paralización del último permiso que le quedaba, del que no sabe nada.

Negocios varados en la incertidumbreNegocios varados en la incertidumbre - Foto: Rueda VillaverdeCon el importe de la franquicia pagada, se ha visto inmersa en uno de los sectores más afectados por la limitación de la movilidad no solo ahora, sino la que se prevé en un futuro cercano. «He hablado con compañeras y me dicen que el 2020 se ha perdido totalmente, que ya no tiene retorno, porque los viajes del verano ya deberían estar en marcha y no lo están y ha habido muchas cancelaciones», describe, aunque ella ni siquiera pudo estrenarse.

Sin embargo, a Sara Ferrer no le queda otra que seguir adelante, porque ha pasado lo más duro, «el papeleo» y el pago de los seguros sociales, y no tiene posibilidad de recuperar el dinero de la empresa matriz, que afortunadamente fue menor que el de otras marcas. «Tengo que aguantar el primer año y, después, ya decidiré», afirma esperanzada.

En este viaje interrumpido ha tenido aliados, como el alquiler, que le han perdonado en los meses de abril y mayo, de un local que además apenas tuvo que acondicionar, por lo que no se metió en una gran inversión de inicio. Pero poca ayuda más. Al menos, asegura, compatibiliza el paro que le quedaba y así sigue adelante.

sector tecnológico. Una situación similar están viviendo Fernando Bravo y Leticia Mateo, que el 11 de marzo habían firmado el contrato para instalarse con su nueva empresa en el vivero de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE). Se trataba de F5 Publicidad y Desarrollo, una empresa de gestión de campañas de publicidad que venía a completar la actividad de otra también en propiedad, Publiredes Technologies, dedicada al desarrollo de juegos para móviles y app.

En su caso, la frustración no ha venido por no poder empezar, puesto que lo están haciendo desde sus domicilios, teletrabajando, pero sí por no darle a su empresa la dimensión que buscaban. «Teníamos seleccionadas e íbamos a contratar al lunes siguiente a dos personas», cuenta Bravo, que asegura que fue la incertidumbre la que les obligó a paralizar sus planes y mirar más a corto plazo. Ahora viven con la rabia de que su negocio podría ir más rápido de lo que va ahora mismo, pero la situación se lo impide. De momento, piensan seguir así durante el mes de mayo y, ya en junio, decidir sus próximos pasos.

«Es un proyecto que funciona muy bien, pero nos da miedo de entrar contratando a gente porque nos gustaría darles seguridad», comenta, algo que los futuros trabajadores han entendido. Entre las ventajas, que «no era una gran inversión», que AJE «se ha portado muy bien y por dos días nos han suspendido el contrato que habíamos firmado» y que el sector publicitario está acompañando. «Los anunciantes que se dedican a estos temas siguen, como Netflix, pero otros se han paralizado», comenta Bravo. «Han caído las compras y también las ventas, así que todo es más barato», asegura, aunque mira con optimismo el futuro. Aun así, «estamos deseando que haya normalidad», concluye.