La Higiénica

Rafael Cantero
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Ciudad Real no fue ajena a este fenómeno y en el año 1863, el que fuera alcalde de Ciudad Real, don José Ruiz de León, fundó una gran fábrica de bebidas y gaseosas, así se anunciaba en la publicidad, en la calle Prado número 8.

La Higiénica

Las aguas carbónicas empezaron a producirse artificialmente a mediados del siglo XIX al conseguirse saturar agua y gas carbónico de manera efectiva. Estas aguas se comercializaron como un sucedáneo de la afamada agua del manantial de la villa francesa de Seltz. Pronto empezaron a surgir nuevos productos basados en este hecho, destinados tanto para uso puramente terapéutico, como para ser utilizados como simples bebidas refrescantes, destacando sobre todos ellos la aparición de las primeras limonadas gaseosas que, junto con el agua de Seltz fueron las bebidas más elaboradas desde un principio por los fabricantes españoles.

La gaseosa apareció prácticamente a la par que el sifón, su uso fue siempre concebido como bebida refrescante, bien sea para tomarla sola, bien como acompañamiento de otros tipos de bebidas, sobre todo del vino o la cerveza. Su composición consta de agua mezclada con gas carbónico, aunque en menores concentraciones que para el sifón.

En España, la gaseosa ha sido un producto clave en la historia de las bebidas refrescantes, adquiriendo una gran popularidad en los primeros años del siglo XX, toda vez que se trataba de un sabor que tenía gran poder refrescante.

La HigiénicaLa Higiénica - Foto: Tomás Fernández de MoyaLas primeras gaseosas se embotellaban en botellas de vidrio que se cerraban con un corcho y una cuerda, posteriormente el cierre evolucionó al tapón de bola donde la botella era cerrada mediante una bola de cristal que era empujada por la presión del gas, y para abrirlas se empujaba la bola hacia abajo. Con el paso del tiempo se fueron perfeccionando los sistemas de cierre para ir adaptándose a las necesidades de los consumidores y a las necesidades del sistema de distribución.

La historia de las fábricas de sifones, gaseosas y demás bebidas refrescantes constituyen una muestra de la evolución de la vida cotidiana en la España del siglo XX, cuando dichos establecimientos empezaron a instalarse por todo el territorio, toda vez que se trataba de un sector muy local.

Ciudad Real no fue ajena a este fenómeno y en el año 1863, el que fuera alcalde de Ciudad Real, don José Ruiz de León, fundó una gran fábrica de bebidas y gaseosas, así se anunciaba en la publicidad, en la calle Prado número 8. Esta fábrica fue la primera de su género que existió en la provincia de Ciudad Real. 

La fábrica de gaseosas estuvo instalada entre el postigo del palacio episcopal que se encontraba junto al edificio del casino y la popular casa de las palmeras. Las gaseosas se comercializaban con el nombre de 'La Higiénica', marca que se hizo muy popular dentro y fuera de Ciudad Real. Como muestra de lo cotidiano y generalizado del consumo de La Higiénica en nuestra ciudad, transcribo a continuación una anécdota que se publicó no hace mucho tiempo en el Diario La Voz de Galicia: «En cierta ocasión, uno de Ciudad Real llegó a Madrid, entró en un bar y pidió una Higiénica. El camarero le respondió que las compresas las vendían en la droguería de la esquina y el buen manchego se quedó helado, pero no por la broma, sino porque creía que La Higiénica, es decir, la gaseosa de su pueblo, era un refresco universal».

En el último cuarto del siglo XX la industria de las bebidas refrescantes inició en España un imparable declive que llevó a la desaparición de las muchas marcas locales de esta bebida que existieron por gran parte de nuestra geografía nacional.