José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


España desproporcionada

18/05/2022

Igual que Andrés Rubio ha escrito últimamente, con tino y sarcasmo, sobre la España fea –una crítica fulminante del caos urbanístico español generalizado por más banderas azules de playas que nos otorguen–, de lo que ya me he podido ocupar recientemente en otras páginas, hoy querría hablar de la España desproporcionada que marcha por trozas paralelas a la España anterior de la falta de belleza, como es la España de la desproporción. Que es otra modalidad del exceso ibérico. Y es que la España desproporcionada es justamente, la que carece de proporción o de mesura si se quiere, en sentido más convencional. De sentido de la medida, en suma. Y me refiero, con ello, al segundo sentido de la voz proporción en el diccionario de Seco.

Esto es, la falta de equilibrio o de la relación entre las cosas. Y, por ello, desequilibrio y pérdida de relación con la realidad y sus partes. Y ello, merced a las relaciones desproporcionadas y desmesuradas, exageradas y excéntricas, en suma, derivadas del resultado del festival de Eurovisión de 2022, celebrado en Turín y su consecuente recepción. Que algunos comentarios y comentaristas ya han bautizado como un resultado histórico. Un resultado histórico, que las voces parlantes y la orgía de las redes sociales hablan y definen como de chanelazo con su canción SloMo, que alude en inglés a 'Lento movimiento', como si de una novela de Peter Handke se tratara en su Lento regreso. Todo por cuenta del nombre de pila de la representante española, aunque no lo sea de nacimiento. Y todo merced a la obtención de un tercer puesto entre los diferentes participantes. Visto el demérito de años anteriores, se entiende el desparpajo y la alegría. La pregunta que cabe hacerse ante tanta desproporción es qué habría ocurrido si el puesto obtenido por Chanel y su coreografía armada en el festival hubiera sido el primero. No me lo imagino. Faltarían palabras. Y adjetivos.

Tenemos una tendencia muy hispana y muy desproporcionada a descentrar las cosas, tanto como a desproporcionarlas ante acontecimientos del deporte y del espectáculo: ya un premio internacional, ya un Roland Garros, ya un Mundial de fútbol o de bádminton. Por eso hemos visto a Chanel Terrero junto a Andrés Iniesta, responsable del gol de Sudáfrica en 2010 ante Países Bajos. Gol que otorgó el mundial y que, por lo visto, hizo soñar a buena parte de la ciudadanía con los hechos históricos, como los que se repiten con una periodicidad no pautada de antemano en festivales y en estadios. Pues eso, pura desproporción.