En el primer tercio del siglo XX se construyeron en España un gran número de edificios para albergar la sede de Correos y Telégrafos en las capitales de provincia. En total se construyeron 55 edificios de nueva planta, entre ellos el de Ciudad Real.

Atendiendo a las normas establecidas por la Dirección General de Comunicaciones, las nuevas Casas-Correo habrían de ubicarse en una situación urbana privilegiada y presentar una llamativa concepción monumental con una construcción sólida y decorosa. Estas edificaciones recibieron el nombre de Palacios de Comunicaciones, aunque vulgarmente fueron conocidas como Casa de Correos y Telégrafos.

Para la construcción del Palacio de Comunicaciones de Ciudad Real, el Estado compró, en 1917, el edificio situado en la calle Toledo esquina con la plaza de la Constitución que había albergado desde 1849 el Teatro de la Amistad, que posteriormente se denominaría de la Concordia y años más tarde, Cervantes.

La primera 'casa' de Correos en Ciudad Real - Foto: Rueda VillaverdeEl antiguo teatro fue demolido tras la compra del Estado. Su primer uso, sin embargo, no fue el previsto. El solar pronto fue convertido en un improvisado campo de fútbol en espera de la construcción del edificio de Correos. Hubo que esperar una década hasta que la Dirección General de Comunicaciones encargó la redacción del proyecto del futuro Palacio de Comunicaciones a los arquitectos Joaquín Otamendi Machimbarrena y Luis Lozano Losilla. La construcción del nuevo edificio se llevó a cabo bajo la dirección del arquitecto Telmo Sánchez, adjudicándose la obra al contratista ciudarrealeño Francisco León Ruiz. 

El edificio del Palacio de Comunicaciones fue inaugurado el 6 de mayo de 1930. Era un edificio de tres alturas, con una sobria fachada monumental de corte racionalista, donde destacaba la simetría y combinación de huecos, con amplios ventanales tanto en la planta baja como en las superiores. En la fachada de la calle Toledo destacaban dos cabezas de león con las fauces abiertas, en bronce, con la finalidad de recoger el correo desde la calle. Estas cabezas de león pertenecen a la memoria histórica de muchos ciudadrealeños que durante años vieron sus fauces abiertas en tan emblemático edificio. 

La entrada principal estaba en la fachada de la calle Toledo. Una vez que se traspasaba la portada de entrada había un pequeño vestíbulo de ingreso al que seguía una puerta giratoria que daba acceso al patio de operaciones. Se trataba de un señorial patio rectangular circundado por las ventanillas de los servicios de atención al público como certificados, valores, giros, etc. En el centro del patio se encontraba un amplio escritorio de madera. La luz del patio la recibía mediante un gran lucernario de hierro y cristal. Las vidrieras contenían adornos con motivos geométricos de colores y un gran escudo en el centro.

Lamentablemente, este singular edificio engrosó, a finales del siglo XX, la lista de edificios víctimas de la piqueta. En el solar resultante tras su demolición se construyó el actual edificio anexo de la Diputación Provincial.

Del viejo Palacio de Comunicaciones de Ciudad Real sólo quedan como testigos las cabezas-buzones de los dos leones con las fauces abiertas, que están instaladas en la fachada del nuevo Palacio de Correos construido en la plaza de la Constitución.