Las librerías afrontan un mes de septiembre «horroroso»

M. E.
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El cambio obligado de los textos de los cursos impares repunta un negocio víctima de la escasez del papel y la demora en la decisión de los compradores

Las librerías afrontan un mes de septiembre «horroroso» - Foto: Rueda Villaverde

La campaña de regreso al colegio se presenta intensa para un sector que durante años ha asistido a un descenso paulatino de su negocio, pero que esta vez sí celebra un ligero repunte en las ventas, aunque en una situación coyuntural que le exigirá un esfuerzo extra. El cambio de los libros de texto en los cursos impares obligado por la nueva ley de educación, la Lomloe, el retraso por parte de las editoriales por la escasez de papel, la demora de la concesión de las ayudas a las familias desde las administraciones y la tardanza también en la elección de su material curricular por parte de los centros, van a provocar que este mes de septiembre sea de los más complicados para las librerías de Ciudad Real, a las que se les ha acumulado una gran parte del trabajo que otros años ya tenían encauzado en estas mismas fechas.

Los padres o tutores de los alumnos que fueron más precavidos y decididos ya reservaron sus ejemplares en el mes de julio. Y lo hicieron hasta un 20% más que otros años, sin duda debido a ese cambio de títulos que contempla la nueva Lomloe. Así lo estima el responsable de ventas de libros de texto de Serendipia, Rafael Díaz, que recuerda que desde 2015 no se renovaban los textos, de ahí que hasta ahora muchos acudieran al mercado de segunda mano para atenuar el importante gasto que supone para las familias, cerca de los 200 euros por alumno.

Pero el comportamiento más habitual este verano, tal y como relata desde Leype su gerente, Mercedes García-Morato, está siendo el de la espera. «Julio fue un mes bastante tranquilo. Las reservas estuvieron paradas porque la gente estaba esperando. Sí hemos dado muchos presupuestos, aunque las familias prefieren esperar», asegura, y recuerda que este curso se está demorando la resolución de las ayudas desde la Junta de Comunidades y el Ayuntamiento. Además, son varios los padres y madres que han preferido aguardar a que entre en vigor la nueva campaña de bonos comercio, el 19 de septiembre, con descuentos de hasta el 40% en los establecimientos adheridos. «Va a ser un mes horroroso. Otros años ahora ya tendríamos organizado todo el material de las becas para libros de texto», afirma García-Morato, convencida de que «muchos niños van a empezar el curso sin libros, sobre todo los becados».

Las librerías afrontan un mes de septiembre «horroroso»Las librerías afrontan un mes de septiembre «horroroso» - Foto: Rueda VillaverdeAdemás, a todo este panorama de incertidumbre se suma el incremento de la carestía de los volúmenes, por encima incluso que el aumento del IPC.

demasiada competencia. Pese a este repunte en el negocio por ese cambio de títulos en los cursos impares de la enseñanza obligatoria, que se repetirá el año que viene con los pares, los libreros son conscientes de que esto no arreglará la precaria situación de este negocio. «Dentro de dos años, cuando ya no haya cambio de títulos, esta curva ascendente bajará», vaticina con cierta lógica Rafael Díaz. Además, la competencia es cada vez mayor para un sector que se resigna a que esta línea de negocio sea cada vez menos preponderante en su actividad comercial. Las grandes superficies o las plataformas de venta por internet arrinconan a las librerías de toda la vida. «Hacemos lo que podemos. Hace años era un gustazo el volumen de negocio que había, pero con el paso de los años esto cambió. Estamos aguantando, aunque sabemos que esto no va a mejorar. Seguimos adelante más por tradición y con mucha fe», se sincera Trinidad Tercero, responsable de administración de Ruiz Morote.

En este sentido, desde Serendipia se destaca que muchos de los padres que siguen acudiendo a su establecimiento para reservar y comprar los libros de texto lo que buscan es la «confianza y cercanía» que nunca podrán encontrar en una compra por internet o a través de otros canales, porque la visita a la tienda y la información que se pueda dar «cara a cara» supone un importante «valor añadido» para este tipo de establecimientos, que se aferran a seguir dando un servicio que cada vez exige les más sacrificio y les supone menos rédito.

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