Desde pasado mañana para los docentes y desde el próximo jueves día 8 para los alumnos, las aulas volverán a albergar actividad tras las vacaciones de verano. Arrancará un nuevo curso escolar que si bien en los dos últimos años ha estado marcado por el coronavirus, ahora lo estará por otras dos cuestiones: será el más caro para las familias y vendrá de la mano de la nueva programación didáctica que deben elaborar los profesores, los nuevos curriculum, que entrarán en vigor este año para los cursos impares de todas las etapas educativas.
En cuanto al aspecto económico, el gasto de la vuelta al 'cole' se estima en unos 400 euros por alumnos, «una barbaridad» en palabras de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) de Ciudad Real. «Ha subido todo y habría que potenciar el uso de material de segunda mano», informó a este diario Toñi Portillo, representante de la FAPA Alfonso X 'El Sabio' en Ciudad Real, quien se refirió no sólo a la compra de libros de texto, también de material escolar, ropa o calzado para arrancar el nuevo curso, por lo que las familias sufrirán «la convulsión» por la inflación disparada que hay en la actualidad y la notará también en el resto de gastos a realizar a lo largo del curso.
También a esta cuestión se refirió el responsable de la Federación de Usuarios de Consumidores Independientes (FUCI) de Castilla-La Mancha, Pedro Romero, quien coincidió en calificar como «una barbaridad» el gasto de la 'vuelta al cole' y afirmó que «nunca ha habido unas cifras tan altas».
Y esas dificultades económicas de las familias ya se nota, dijo, en uno de los indicadores con la que trabaja esta federación de consumidores: «Las familias están pidiendo más créditos, llevamos todo el mes de agosto con un incremento enorme de consulta en la asociación para los ficheros de solvencia patrimonial, ficheros de morosos, ya que piden sobre toro créditos pequeños y rápidos». Primero lo han hecho para las vacaciones, y ahora pensando en la 'vuelta al cole', apuntó Romero al tiempo que aconsejó que se cercioren muy bien de las condiciones antes de poner su firma en ellos.
Eso en lo que respecta al gasto para el bolsillo, puesto que en materia educativa la novedad llegará de la mano de la implantación de la nueva ley educativa Lomloe, un aspecto en el que pusieron el acento los sindicatos. «Nos preocupa la implantación de la nueva ley educativa y reclamamos que venga acompañada de formación del profesorado y también de flexibilidad para cumplir con toda la burocracia», afirmó a La Tribuna Mónica Sánchez de la Nieta, presidenta de ANPE Ciudad Real.
Explicó que por la demora de la Administración no ha sido posible contar antes con las pautas para su elaboración y por ello será ahora en septiembre cuando los docentes se tendrán que poner manos a la obra y confeccionar esas nuevas programaciones didácticas que convivirán con las antiguas en el caso de los cursos pares. «Va a ser un mes de septiembre agobiante para los docentes», dijo.
En un sentido similar se pronunció José Antonio Ranz, responsable del Sector de Educación de CSIF en Castilla-La Mancha, quien explicó que esa adaptación va a suponer «mucho más trabajo burocrático para los profesores», un trabajo «no docente» que tendrán que asumir mientras que la Administración «no ha reducido las horas lectivas», tal y como han hecho en otras comunidades, dijo al tiempo que reclamó una bajada de las ratios en la ESO, puesto que indicó que la de Infantil y primero de Primaria llega «forzada» por el descenso de la natalidad. Por lo que respecta a los exámenes para los alumnos, comentó que serán igual solo que tendrán «menos valor», ya que ganará peso la participación en clase o el trabajo diario, dijo en referencia a lo que supone pasar de un modelo basado más en la repetición o memorización a otro basado en la adquisición de competencias.
Para el sindicato ANPE también es fundamental poner «fin a los recortes generados en 2012», una promesa aún no cumplida, aseguró, y que implica que los profesionales de la región estén «en el vagón de cola de los docentes del país».
Y si bien en cursos anteriores era el COVID el que marcaba la pauta de la actividad en las aulas, para este curso los sindicatos aún no tiene ninguna directriz al respecto, por lo que prevén que arrancará sin restricciones, aunque consideran que en esta ocasión son las nuevas medidas energéticas del Gobierno las que pueden condicionar la actividad teniendo en cuenta el calor que puede hacer todavía en la provincia en el mes de siempre y el «duro invierno» que se padece en diciembre y enero.