La sombra de un adelanto electoral

M.C. Sánchez (SPC)-Agencias
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Con unos socios continuamente enfrentados, tanto con el PSOEcomo entre sí, a Pedro Sánchez no le va a ser fácil mantener su objetivo de agotar una convulsa legislatura

La sombra de un adelanto electoral - Foto: Fernando Calvo

«El primer problema que tiene este Gobierno está dentro de Unidas Podemos, dónde se ve continuamente la tensión entre Yolanda Díaz, Ione Belarra e Irene Montero». Así de categórico se expresaba esta pasada semana el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Estéban. 

La opinión del político vasco no hacía sino reflejar un temor latente en el seno del Ejecutivo, que cada vez se ve obligado a esforzarse más para sacar adelante sus iniciativas. Sus socios morados chocan constantemente entre sí y, en ocasiones, también con miembros del bloque socialista, y por mucho que el presidente, Pedro Sánchez mantenga que agotará la legislatura, podría verse obligado a adelantar las elecciones.

El propio Esteban daba la clave en sus declaraciones: «si Sánchez tiene un momento electoral óptimo y cualquier excusa, convocará comicios antes de la fecha prevista en 2023». No obstante, el jetzale puntualizaba que «no será mañana por la mañana».

Los argumentos del PNV no pillaban de nuevas a muchos en el Gabinete de coalición, que ven cada vez más posible que los desencuentros entre el PSOE y Unidas Podemos terminen por dar al traste con la legislatura. «Se ve continuamente la tensión», confiesan algunos miembros del bloque de investidura, sobre todo entre la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y las ministras de Derechos Sociales y Agenda 2030 y la de Igualdad, Ione Belarra e Irene Montero.

«Incluso se contraprograman con los actos de sus departamentos y se dedican desplantes públicos», relatan varios diputados, añadiendo: «vamos a ver en qué acaba todo esto y no implosiona el Gobierno». 

Un escenario abierto

El escenario de un adelanto electoral abre un panorama incierto en lo que al futuro político se refiere. Un porvenir que podría ser cambiante, en función de lo que ocurra en los próximos meses, y que ahora mismo queda plasmado en los resultados del barómetro del mes de marzo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el primero desde el estallido de la guerra en Ucrania y la crisis interna en el PP.

El sondeo se esperaba con incertidumbre, después de que algunas encuestas privadas apuntasen a un posible sorpasso de Vox a los populares. La entidad que preside el socialista José Félix Tezanos no lo prevé así, y eleva la estimación de voto de las tres primeras fuerzas políticas de España manteniendo prácticamente intacta la distancia entre ellos.

La encuesta, realizada entre los pasados días 1 y 11 de marzo, ya con Pablo Casado de salida y el PP en una situación de interinidad hasta el congreso de abril que aclamará a Alberto Núñez Feijóo como nuevo presidente, atribuye al PSOE el 31,5 por ciento de la intención de voto, frente al 28,6 que pronosticaba en febrero.

No obstante, la crisis interna sin precedentes en el PP por el enfrentamiento entre Casado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no solo no tiene coste para la nueva etapa de la formación conservadora, sino que con Feijóo ya como líder de facto del partido los populares suben 2,5 puntos respecto al pasado febrero; pasan del 21,3 por ciento al 23,8. Esto hace que la también crecida de Vox, que pasa de un 14,8 a un 16,3 por ciento en estimación de voto, sea irrelevante en términos relativos y deje aún lejos ese hipotético sorpasso.