«Que nadie se quede fuera del mercado laboral y todo el mundo pueda seguir trabajando». Esta es la premisa tan básica, explicada por el secretario provincial de CCOO, José Manuel Muñoz, detrás de los ERTE por COVID-19 que iban a acabar el 28 de febrero, pero que han tenido una nueva prórroga hasta el 31 de marzo. Por este motivo, Muñoz recuerda que los 'últimos' de los ERTE, los 418 que quedan en este momento en expedientes de regulación temporal de empleo por COVID, tienen el mismo derecho que los 22.470 que había en mayo de 2020.
«Los ERTE han servido a un país entero para salir de la crisis y seguir conservando el empleo», señaló Muñoz, quien contrapone esta situación con la que ha ocurrido en anteriores crisis, cuando ante las dificultades solo quedaba el cierre de las empresas. En este sentido señaló que «el 94% de los trabajadores en ERTE se han ido incorporando en cascada a sus puestos de trabajo». Los que quedan por salir de estos expedientes son aquellos que están en sectores que aún no se encuentran abiertos «al 100%» como por ejemplo los hoteles y los alojamientos o la hostelería y todo lo relacionado con ambos empleos, como las agencias de viajes o el sector de las bebidas. También hay trabajadores en ERTE en sectores como la fotografía, «no hay eventos», lo que ha provocado que tampoco se recupere el empleo al completo.
Muñoz señala que estas personas volverán a estar ocupados bien cuando regrese la «normalidad» o bien mediante programas de reciclaje específico, «vía formación». «El diálogo ha puesto de manifiesto que las cosas se pueden solucionar desde ese entendimiento y no es necesario recurrir a lo que venían recurriendo las empresas: el despido y los cierres».
En este sentido es clave el planteamiento de ampliar un mes más el mecanismo de los ERTE. Hoy se aprueba de forma definitiva la reforma laboral, y al trasladar hasta el 31 de marzo la decisión de los expedientes por COVID, se logra que haya un mes para poner en funcionamiento todos los mecanismos del nuevo texto legal para los trabajadores. Entre ellos se incluye esa formación para los trabajadores en ERTE o primar la reducción de jornada sobre su suspensión. Una de las claves es que el 31 de marzo a esas personas «no les ha corrido el tiempo de subsidio de desempleo» lo que permite un colchón que facilite su formación en la búsqueda de nuevos horizontes laborales.
La secretaria provincial de UGT, Alfonsi Álvarez, resaltó este último aspecto recordando que los ERTE han sido «un paraguas» que ha permitido «la viabilidad» tanto de las empresas como de las familias. «Todos se han sustentado en esta herramienta» y pasado el COVID las empresas «han podido salir a flote» y las personas también, con «deficiencias porque no es lo mismo un salario que una prestación» pero ha evitado que hubiera una situación «límite» derivada del COVID. Por este motivo, Álvarez recuerda la necesidad de aumentar salarios y que pone en evidencia la subida del SMI y la necesidad de que en regiones como en Castilla-La Mancha, donde el salario medio es inferior al nacional, se firmen convenios que pongan fin a la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores de este tiempo, no solo por los expedientes temporales sino también por la inflación.
Para Álvarez, la solución al final de los ERTE, el próximo 31 de marzo, pasa por «sumar» entre todos y lograr que el mismo diálogo que ha habido para la reforma laboral se dé en las posibles soluciones, usando si es necesario los fondos llegados de Europa. «Estos trabajadores son prioritarios», señaló la secretaria provincial, quien cree que si en sectores como los hoteles es difícil su continuidad se debe formar y redirigir a otros aspectos productivos.