«Ha crecido la violencia ejercida con nuevas tecnologías"

HIlario L. Muñoz
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Carmen Pimienta es desde octubre la jefa de la Unidad de Violencia de Género en la Subdelegación del Gobierno de Ciudad Real

«Ha crecido la violencia ejercida con nuevas tecnologías" - Foto: Tomás Fernández de Moya

¿Ha habido un repunte de la violencia de género con el confinamiento?

Lo que he visto en los datos, desde octubre como jefa de la unidad de violencia, es que han bajado determinados datos como las órdenes de protección o las denuncias, pero han subido otros como la atención en el 016, Atenpro o Cometa. No es significativo que suban o que bajen estos datos para la violencia de género. Las mujeres deben denunciar, porque desgraciadamente muy pocas veces denuncian personas que están a su alrededor, y la denuncia depende de muchas circunstancias. La pandemia es una circunstancia más que ha podido obstaculizar o retrasar esa decisión. Además, no veo oportuno hablar de las mujeres víctimas de violencia de género sino de mujeres en situaciones de violencia de género, porque en nuestra sociedad el problema de la violencia es estructural, nos puede tocar a todas.

¿Se nota el confinamiento en la violencia ejercida por las nuevas tecnologías?

En el último estudio, La situación de la violencia contra las mujeres en la adolescencia en España, se dijo que la violencia de control había disminuido. Cuanto más se formen las jóvenes y más se informen también tienen más intención de denunciar la violencia de género. En este sentido ha bajado la violencia de control, porque han hablado de ella, pero hay una violencia que ha crecido y es la que se ejerce a través de las nuevas tecnologías. Aquí la pandemia ha perjudicado mucho. Nos cuesta a la sociedad asumir que hay que educar en el ámbito afectivo sexual y se ve en el estudio que los chicos y las chicas, sobre todo, los chicos, pueden quedar con alguien desconocido a través de las redes, pueden dar información personal unos y otras a desconocidos y eso puede llevar al ciberacoso o ser extorsionados con temas como fotos o vídeos sexuales. Está claro que desde el ámbito educativo hay una vacuna que podemos y sabemos poner, según constata la profesora María José Díaz Aguado con su último estudio La situación de la violencia contra las mujeres en la adolescencia.

2020 fue negro para la provincia con los crímenes de Puertollano y Villarrubia o el de Nancy Paola en Santander. ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué ocurre un año así tras varios sin incidentes?

Empezamos 2020 con un año negro en Puertollano y acabamos en Villarrubia con otra víctima de violencia de género. Ninguna había denunciado previamente. De hecho es muy paradójico que de las 45 mujeres asesinadas en 2020, solo tres habían denunciado. Denunciar te da la posibilidad de que un sistema te esté protegiendo y te dé recursos para protegerte. Detrás de esta falta de denuncias hay también una necesidad de seguir trabajando para visibilizar la violencia de género y que haya más mujeres que sigan teniendo intención de denunciar. Para ellas sigue siendo muy complicado porque cuesta ser conscientes y comprender lo que les pasa y tienen muchas dificultades para tomar decisiones. Hay que tener en cuenta que la violencia de género no es un delito como otro cualquiera, te deja machacada emocionalmente y sin recursos.

¿Qué es necesario?

Habría que tender a que hubiera un 100% de denuncias, pero nos queda lejos. Hay que tener en cuenta que estamos poniendo nombre a las víctimas desde el año 2003 y llevamos, por lo tanto, poco tiempo a nivel legislativo y gubernamental. Antes la violencia de género se circunscribía al ámbito privado. Una novedad que nos ha sido comunicada por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género es que a partir de este año, se contabilizarán las víctimas asesinadas donde estén empadronadas independientemente del lugar en el que haya sido asesinada. El año pasado hubiera supuesto tres víctimas en Ciudad Real, con el asesinato de Nancy Paola, vecina de Ciudad Real, en Santander. Con todo, recuerdo que en Ciudad Real ha habido tres mujeres asesinadas, pero son muchas las protegidas, porque las que están en Viogen, unas 700, están protegidas. Se podría ver al revés, muy pocas veces una mujer que denuncia acaba siendo asesinada.

¿Ha habido cambios en la vigilancia durante la pandemia?

El Atenpro es por teléfono y en el sistema Cometa detecta enseguida si el agresor está cerca de la víctima porque salta a través del móvil. Lo que vamos a intentar es impulsar el sistema de seguimiento integral en los casos de violencia de género (Viogen) y que se sumen a este sistema más localidades de la provincia. Ahora mismo hay dos acogidas, Ciudad Real y Puertollano. Se trata de que haya un convenio de colaboración entre la Policía Local y la Policía Nacional o Guardia Civil, dependiendo de lo que corresponda en su territorio. Se pretende aglutinar a las diferentes instituciones públicas que tienen competencias en materia de violencia de género para el seguimiento y la protección a las víctimas en todo el territorio y va a ser una de las actuaciones prioritarias de esta Subdelegación del Gobierno. El otro día vi, por ejemplo, que Alcázar de San Juan ha decidido solicitar su inclusión y estamos en ello, buscando la iniciativa de otras localidades para que se sumen a Viogen.

¿Se ha trabajado de otra manera en prevención durante el año pasado por la pandemia?

Queremos dar un impulso al plan director porque la Policía Nacional y la Guardia Civil saben trabajar muy bien en cuestiones de formación con jóvenes para prevenir las violencias por ejemplo, desde las tecnologías de la información y la comunicación. Hay que enseñar a las y los jóvenes y explicarles, pero es muy complicado con la pandemia ir a las aulas. Se podría hacer virtual, pero entonces pierden muchísimo ese contacto, espontaneidad y capacidad de diálogo. El alumno o la alumna te cuenta ciertas cosas en esos pequeños grupos. Por esto hemos decidido establecer unas pautas para impulsarlo junto a la Delegación de Educación y ya tenemos un proyecto sobre ciberacoso. Vamos a intentar que se trabaje con toda la comunidad educativa. La violencia de género también afecta a la salud y, de hecho, las víctimas y los agresores tienen peor salud. Además, la violencia de género multiplica por seis la posibilidad de tener tendencias suicidas. Vemos que es un tema muy duro y es un horror para una sociedad que nos cuesta muy caro. Por este motivo es muy importante trasladar los esfuerzos a la prevención y estas campañas de prevención deben ser una prioridad.