Declaran que no abandonaron a su suerte al albañil herido

Pilar Muñoz
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El empresario confiesa que el peón estaba trabajando no recogiendo setas como dijo al principio y que no le había dado de alta. Dice que le llevó en su furgoneta al Centro de Salud de Piedrabuena en lugar de llamar al 112 porque "no vi la gravedad"

El presidente magistrado del Tribunal del Jurado y el letrado de la Administración de Justicia durante la primera sesión del juicio

Los cinco acusados de omisión del deber de socorro en un accidente con resultado de muerte declaran en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, ante un jurado popular, que prestaron auxilio al peón albañil herido y que no le abandonaron a su suerte. Ocurrió la mañana del 14 de marzo de 2014 en una finca del término municipal de Puebla de Don Rodrigo cuando Máximo Galindo Delgado, de 30 años, sufrió una caída mientras realizaba el trabajo encomendado por Gregorio Sánchez, empleador y gerente de la empresa para que la que prestaba servicio sin estar dado de alta. No estaba cogiendo setas como se declaró en un principio. Así lo ha reconocido ante el Tribunal del Jurado el principal imputado Gregorio Sánchez para quien la acusación particular pide una pena de doce meses de multa a razón de una cuota diaria de 100 euros y la mitad para los otros cuatro encausados, así como 105.448 euros en concepto de responsabilidad civil. 

El letrado Francisco Muñoz, que ejerce la acusación particular en nombre de los padres del trabajador fallecido, imputa a los cinco encausados el mismo delito de omisión del deber de socorro, si bien pide menor multa para cuatro de ellos al considerar que tienen menor responsabilidad en los hechos y, por ello, al inicio del juicio ya ha anunciado que no le dolerán prendas en retirar la acusación respecto a algunos si en el desarrollo del plenario se concentra el núcleo de la acción en uno de los procesados. De hecho, ha dicho que "es muy posible" la retirada de la acusación en el caso de algunos "para ser justos".

Los padres sólo quieren saber si la muerte de su hijo se pudo haber evitado llamando al 112 en lugar de trasladarlo al Centro de Salud de Piedrabuena, ha reiterado el letrado que considera que hay una razonable sombra de sospecha en las actuaciones del empleador y el resto de encausados.

Declaran que no abandonaron a su suerte al albañil heridoDeclaran que no abandonaron a su suerte al albañil herido - Foto: EFESin embargo, el Ministerio Fiscal ejercido por el jefe de la Fiscalía de Ciudad Real, Luis Huete, no acusa en este proceso y pide la absolución al entender que no procede el ejercicio de la acción penal porque sí hubo actuación, trasladaron al herido a un centro de salud donde por desgracia sólo se pudo certificar su fallecimiento.

El fiscal jefe ha explicado al jurado el principio de imparcialidad que debe regir en magistrados y fiscales. El Ministerio Fiscal debe ejecutar la acción acusatoria ante una acción penal u oponerse si no hay pruebas y, por ello, insta a la absolución en este caso.

Los abogados de los encausados también defienden la inocencia de sus clientes al mantener que "hubo actuación", auxiliaron al herido e hicieron lo que consideraron mejor: llevarlo rápidamente al Centro de Salud de Piedrabuena, el más cercano a la finca, ya que el médico de Puebla de Don Rodrigo no llega al consultorio hasta las doce de la mañana, según han declarado.

Declaran que no abandonaron a su suerte al albañil heridoDeclaran que no abandonaron a su suerte al albañil herido - Foto: EFEY si hubo actuación "no tiene cabida el delito de omisión del deber de socorro", ha remarcado la letrada Gema Cabanes que defiende al empleador y dos trabajadores. "Se acudió y se prestó el auxilio que consideraron más acertado", ha reiterado la letrada.

El primero en subir al estrado ha sido Gregorio Sánchez, que al igual que el resto de imputados se ha acogido a su derecho a no declarar a preguntas del letrado de la acusación particular, quien ha puesto el acento en que "no responder" a sus preguntas, no dar explicaciones "es un indicio de su responsabilidad en el delito que se imputa".

"Jamás pensé que se fuera a morir". El patrón ha declarado que su idea era llevar al trabajador al Hospital de Ciudad Real. De hecho así se lo dijo a su sobrina, novia del empleado herido con el fin de que cuando llegarán a Ciudad Real ella lo llevara a su casa una vez que fuera atendido y así él poder regresar a la finca de Puebla de Don Rodrigo para recoger a los otros trabajadores de su empresa. 

Pero llegando a Piedrabuena Máximo Galindo le dijo que se había «cagado» y que se estaba poniendo muy nervioso. Fue entonces cuando decidió llevarle al Centro de Salud pero sin pensar que estaba mal y menos aún que se iba a morir. Cuando llegaron le ayudó a sentarse en una silla de ruedas y de pronto giró la cabeza para un lado. "Pensé que se había mareado", según el relato del gerente de la empresa de albañilería. Pero el médico que había salido para atender al herido le dijo: «se nos ha ido». "Me quedé en shock, había ido hablando con él durante el trayecto al centro de salud", ha declarado.

También ha negado dar instrucciones a los trabajadores respecto a que estaba buscando setas. Todos han corroborado su versión, salvo uno de ellos. 

En lo que han coincidido es que Máximo Galindo era peón albañil y ese día iba a realizar labores de limpieza porque la dueña de la finca tenía previsto celebrar una montería y quería tener todo en orden y cuidado. En un momento dado el patrón le dijo que cogiera unos palés y los llevará a la parte trasera de la finca. Poco después el guarda y el vaquero de la explotación lo encontraron tendido en el suelo. Se acercaron y "estaba consciente, aunque aturdido". Fueron a avisar a su jefe y compañeros y acudieron de inmediato. El trabajador tenía una pequeña brecha en la cabeza y sangraba un poco, han coincidido los encausados. 

El vaquero le preguntó qué le había pasado y le dijo que no lo sabía. Cuando llegaron sus compañeros reconoció a uno de ellos. Después decidieron trasladarlo al Centro de Salud de Piedrabuena porque en Puebla de Don Rodrigo el médico no estaba ese día. Hicieron lo que entendieron que era lo mejor, lo más acertado, sin sospechar la gravedad. Tampoco sabían que el fallecido tenía una severa cardiopatía y un trombo. El juicio continua hoy.