Miguel Ángel Jiménez

Comentario Dominical

Miguel Ángel Jiménez


La tentación de la guerra

04/03/2022

El 12 de marzo de 1938, Alemania se anexionó Austria. El mismo año, pero en octubre, una región de Checoslovaquia, la conocida como Sudetes, con mayoría de población alemana, fue también incorporada a Alemania. Al año siguiente, el 1 de septiembre de 1939, Hitler invadía Polonia. Fueron los precedentes de la II Guerra Mundial. El común denominador fue la cobardía del resto de países con condenas tímidas. Pensaban que así llegaría la paz y, lo que se consiguió fue, hasta hora, el mayor conflicto de la historia. Grabada a fuego una frase de Winston Churchill: «Os dieron a elegir entre el deshonor o la guerra, elegisteis el deshonor y tendréis la guerra».
Con ese aprendizaje, veríamos más claro que habría que actuar con contundencia y con rapidez a favor de Ucrania y en contra de Rusia. Evitaríamos así que pudiéramos estar a las puertas de la tercera guerra mundial. De todas formas, y pase lo que pase en adelante, el sufrimiento que llevemos hasta ahora, ya sería suficiente como para justificar la guerra y la imposición, por la fuerza, de la paz. Pero esa es la tentación y ahí estaría el pecado, aunque parezca mentira. 
La paz no puede ser fruto de la guerra. El fruto de un eventual enfrentamiento sería, quizá, la pretendida victoria de unos sobre otros, el equilibrio de fuerzas y, a la postre, una situación de injusticia. Es tarea de los políticos encontrar los caminos adecuados para la paz. Ser arquitectos de paz y, nosotros, sus artesanos. Así, en nuestra vida cotidiana buscando siempre el encuentro, huyendo de enfrentamientos. Quizá será a costa de perder que siempre será ganancia.