Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Contaminación

28/01/2022

En este mismo espacio el viernes pasado escribía, una vez más, sobre el río Tajo. Comentaba el libro de reciente publicación de Juan Estanislao López, titulado, 'El Tajo: solaz y recreo de los toledanos'. El tono  del texto no era optimista sobre el futuro del Tajo, una vez que le cayeron las calamidades  que le cayeron: sustracción de aguas limpias de cabecera y contaminación industrial y urbana de toda la cuenca hasta pasada Talavera. Por correo electrónico Juan Estanislao se apresuró  a manifestar su esperanza de que un día se pudiera contemplar el río limpio, libre de contaminación, tal como él cuenta en su libro. Yo sostenía que el libro que había escrito va de un río que ya no existe ni existirá en el futuro.
En su réplica Juan Estanislao hablaba de un río limpio. Y esa es precisamente la clave  de los problemas del Tajo. El otro es el trasvase de su agua limpia a Levante. Tal vez si se depuraran con rigor  los vertidos industriales y urbanos que vierten en su cuenca el río tendría otro aspecto. Aunque no sería el río antiguo, apto para el baño, pero  no parecería, como en el presente, una cloaca a cielo abierto. No existen controles efectivos ni existen sanciones suficientemente disuasorias para evitar los vertidos industriales y urbanos que en afluentes, arroyos o en el mismísimo cauce, depositan industria y pueblos grandes y pequeños. ¿Cuánto habría que invertir para conseguir un río limpio? ¿Lo harían los ayuntamientos y las comunidades autónomas, cuando esa es una inversión elevada y de escaso rendimiento electoral? De momento, desde hace cincuenta años que se prohibió en Toledo bañarse en el Tajo no parece que se haya hecho mucho. Tan solo tendría solución si se creara un Organismo de control, independiente de las administraciones publicas. Tal vez con esta fórmula se podría  conseguir la apariencia de un río limpio.
Las perspectivas, por mucho que se hable de naturaleza sostenible, de cuidado del medio ambiente, no son esperanzadoras.  Nada indica que los trasvases  se vayan a terminar. Y nada indica que se vaya a confeccionar un proyecto de descontaminación sistemática del río Tajo y de sus afluentes. Toledanos y turistas seguirán viendo en los próximos años un río contaminado y las espumas que aparecen, un día sí y otro también, entre los arcos de sus puentes históricos.