Los asistentes al baile del vermú esperaban el estreno divididos en dos grupos. Uno dentro de la jaima, entre los animadores del espectáculo y los montadores del escenario, y otros observando y tomando testimonio gráfico de los toques de mediodía del reloj carillón de la Casa del Arco. Mientras la banda se dispone a celebrar la recuperación de uno de los emblemas de la Feria y Fiestas de Ciudad Real, la corporación municipal, el Pandorgo y la Dulcinea acompañan al público. Parece solo cuestión de minutos que se llene como en tiempos. Al pie de la barra, la gente toma consumiciones mientras valora el cambio de la antigua carpa a la actual jaima, que ha dado tanto que hablar en días pasados y tanto que explicar a sus defensores.

Pilar, que es del barrio y lleva muchos años asistiendo, comenta que "el cambio de la carpa por la jaima me ha parecido muy bien". Subraya que "corre más el aire y hay ventiladores", principales responsables de que se note esta modificación. Más allá, en otro tramo de la barra, están Fernando y Manuel, dos amigos habituales de este evento. Consideran muy importante que "la gente puede moverse más libremente" y, sobre todo, que el carácter abierto de la instalación también "enseña el ambiente a los que pasan por la calle y anima a acercarse" a tomar un descanso en estos días señalados. Ya a punto de entrar en el recinto hay unas parejas veteranas, entre las que no faltan dos hombres que comentan con guasa que "el toldo no lo veremos".

Mientras los conocidos se saludan y preparan para pasar el rato, el cantante de la orquesta da la bienvenida y comunica que alguien ha perdido una cartera que ha sido entregada a la policía. En una de las mesas más exteriores hay un grupo de chicas que proceden de la capital y distintos pueblos de alrededor. Una de ellas, Estefanía, cuenta que aunque prefieren "el botellón al vermú", este año se han animado a venir porque "hay que verlo todo, todo", incluidas unas tradiciones que "forman parte más de la generación de nuestros padres" y que al final se acaban transmitiendo. Otra de las amigas nota que los rangos de edad son más elevados, pero reconoce que de su edad "no estamos solo nosotras", al tiempo que sus compañeras le recuerdan que este rasgo cambia varias veces hasta el fin del baile.

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El siguiente ritmo del vermú es más suave y mientras tanto ya llevan una hora en marcha los escenarios de los 'mahouñaneos'. En el pasaje de San Isidro hay público pero no banda; en la calle Hernán Pérez del Pulgar ya está DJ Pamz poniendo a punto "un repertorio de indie, funky, pop español y house", combinación cuyo éxito ha probado a lo largo de mucha trayectoria en este y otros cometidos; y en la avenida Rey Santo hay una banda de rockeros, Zelda 16, probando un sonido bastante contundente que recuerda a Leño. Opciones diversas que dan color al estreno de una feria que se esperaba con expectación.