El Corral de Comedias fue el escenario anoche de la entrega del premio que lleva su nombre a Lluís Pasqual, una persona agradecida a «sus amigos» por haberle concedido ese galardón y que tuvo recuerdos al Festival Internacional de Almagro, que fue, el de sus inicios, y al Festival que este jueves iniciaba su 45 edición. Pasqual afirmó ayer, momentos antes de recibir el premio, que estos reconocimientos son «bienvenidos», ya que él los ve como un «acicate», algo que le «hace feliz».

Pasqual recogió el galardón en un Corral de Comedias lleno, en el que estuvo el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, el presidente de la Junta de Comunidades, Emiliano García-Page, y personalidades del mundo del teatro y de la cultura de la región. Un Corral que volvió a llenarse tres años después, ya que desde 2019 no acogía un acto de esta envergadura y no servía como escenario para que el festival levantara su telón.

Pasqual relató que, cuando se acercaba a Almagro, recordó las sensaciones que tuvo en 1981 cuando llegó al festival, casi en su inicio, con su Hija del Aire. «De alguna manera empecé en Almagro, era mi primer espectáculo en castellano», reconocía ayer y pensó entonces en cómo le hablaron de un festival que era el escenario ideal para que «todos» vieran su obra, lo que le abriría las puertas de Madrid para tener una «buena entrada». También pensó en la «osadía» que tuvo, en esa juventud, cuando siempre se cree que ya se tienen los conocimientos necesarios.

Pasqual reconoce que el Festival ha crecido desde 1981 - Foto: Fotos Rueda VillaverdeEl director recordó que el festival ha crecido mucho desde entonces, hace más de cuatro décadas, hasta la actualidad. «Ha crecido no artificiosamente, porque haya habido una voluntad política, sino porque ha habido una voluntad de la gente, del teatro y de un pueblo». A modo de ejemplo, explicó que en 1981, «el festival era una cosa y los ciudadanos eran otra, pero ahora son un todo».

Se trata de una conexión que sintió cuando estuvo hace unos años con su Caballero de Olmedo, y «el teatro estaba lleno de gente de Almagro». «Reconocían a los actores y estaban encantados». Para Pasqual esta es la clave. Si pudiera viajar en el tiempo, iría al siglo XVII para acudir al Corral de Comedias y ver al público, conocer a ese «público analfabeto, porque España tenía un índice enorme y acudían a ese sitio 'liberatorio' donde se decían verdades».

En ese espacio de verdades, el mundo del teatro rindió ayer su homenaje a un grande de la escena. El creador del Lliure, director del Centro Dramático Nacional y una de las personas que, como el festival, ha trabajado por llevar los clásicos hacia el siglo XXI.

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