La estética de la ciudad

Escolástico González
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Quizás aún más grave que la falta de estética, como otro aspecto a destacar desde el punto de vista urbanístico, es la falta de incorporación de nuevos espacios abiertos

La estética de la ciudad

Si la semana anterior hablaba de los accesos a Ciudad Real por carretera y decía que la imagen de la ciudad en estas entradas ayuda a imaginar la ciudad en su interior y que la primera impresión es lo que cuenta, una vez llegados al centro, la estética de la ciudad es de vital importancia para lograr mantener la imagen. Una ciudad que ha perdido su patrimonio histórico y no conserva los espacios arquitectónicos que la hacían singular tiene que buscar la belleza en otros puntos de interés. Ciudad Real, a los ojos del propio ciudadano, y de los visitantes, al carecer de ese patrimonio, tiene que buscar en la estética una imagen atractiva que lo compense y que le permita proyectarse.

La falta de estética supone verla desaliñada, desorganizada y carente de atractivo para la actividad económica, por el contrario, una estética cuidada y ordenada, es señal de cambio, regeneración y modernidad que llama a los ciudadanos a participar en su cuidado y fomenta el sentimiento de pertenencia. La estética de la ciudad, como de las personas, es la apariencia física, ordenada, pulcra y limpia que se transmite. Una estética adecuada supone aceptación, independientemente del estilo.

Microarquitectura. Acerados, mobiliario urbano, parques y jardines, iluminación, esculturas urbanas, bolardos y vallas de protección, señalética de publicidad y de información municipal, arbolados y alcorques, cartelería, fachadas, retranqueos, cableados, marquesinas de autobús, limpieza viaria y de solares, asfaltado, terrazas de bar, aparcamientos disuasorios, peatonalizaciones, rotondas, señalización horizontal y vertical de tráfico, pasos de peatones, zonas de carga y descarga, zona azul, etcétera, sirven para conformar la estética de la ciudad y proyectar su imagen. 

Si quienes viven en la ciudad no ven en los espacios públicos que la conforman un punto de atracción que les sirva para identificarse como habitante, y que los vincule a la misma sintiéndose satisfecho, es difícil encontrar su recomendación, pero, si quienes la visitan tampoco encuentran el atractivo, entonces es aún más difícil la recomendación ajena. En el caso de Ciudad Real, capital de la provincia, y la estética también es necesaria para mantener la referencia de capitalidad en quienes la visitan por motivos administrativos y económicos cada día. La aceptación como ciudad, y como capital, sería generadora de nuevas visitas para ver y disfrutar de la misma.

La falta de definición municipal de la estética de la ciudad, para conseguir unificar en calidad, cantidad y modelo cada elemento urbano, sumado, igualmente, a un mantenimiento adecuado de calles y espacios públicos y la falta de una microarquitectura que estudie y diseñe los espacios públicos y libres, hacen que Ciudad Real sea una ciudad necesitada de cirugía estética. 

Plazas y espacios públicos. Quizás aún más grave que la falta de estética, como otro aspecto a destacar desde el punto de vista urbanístico, es la falta de incorporación de nuevos espacios abiertos, tal y como ya hemos indicado en artículos anteriores de esta columna de opinión. Ejemplos: Plaza del Carmen y plaza de toros, por citar solo algunos de ellos, ('Una manzana singular'. La tribuna 10.10.2022) y que son la señal inequívoca de cómo la ciudad se ha estancado en los últimos 30 años. La incorporación del parque de Manuel Marín ha sido sólo una pequeña muestra de lo que debería hacerse por toda la ciudad con multitud de espacios disponibles. 

Plazas públicas, jardines de toda la ciudad, están carentes de una imagen propia, están faltos de una estética acorde a cada lugar y a lo que representa dentro de la ciudad y de su historia. Cada plaza de la ciudad, excepto la plaza Mayor, está ausente y al margen de la vida social por falta de atractivo e interés. El envejecimiento en muchos casos, la falta de mantenimiento, en otros, y especialmente una falta de renovación del diseño y de una microarquitectura creada para adaptarse al entorno hacen que muchas plazas y espacios abiertos de la ciudad no despierten interés como lugar de convivencia.

En la actualidad existe una concentración de actividades y atracciones en las plazas más céntricas como la de La Constitución y la plaza Mayor, saturadas por Navidad, en lugar de distribuir la actividad en otros espacios igualmente céntricos. 

Plazas y plazoletas, especialmente dentro de rondas, como: Agustín Salido, San Francisco, España, Mercedarios, Inmaculada Concepción, Olivo, etc., adolecen de un criterio de imagen de ciudad. Igualmente, los acerados de escasa calidad y tamaño, de la mayoría de las calles céntricas, tampoco contribuyen a la imagen de ciudad entrando en un círculo vicioso. 

Ni tan siquiera la plaza Mayor, lugar más concurrido por los ciudadrealeños, al ser el espacio que nos une, es capaz de mostrarse atractivo al ciudadanos y visitante. Su amalgama de estilos y los múltiples solares sin edificar ofrecen una pobre y desgarbada impresión al visitante. Para hacernos una idea de la importancia de la estética de la ciudad y de su mobiliario urbano sólo tenemos que pensar que, el mayor elemento de atracción de la plaza es el reloj carrillón con los personajes del Quijote, y, el de la plaza del Pilar, la estatua ecuestre del Hidalgo.

Mobiliario urbano. Algunas ciudades son conocidas mundialmente por su mobiliario urbano y forman parte de la imagen de la ciudad. Londres y sus cabinas de teléfono; París por sus bocas de metro o Nueva York por sus papeleras, pero, salvando las distancias, el ejemplo de estas ciudades es válido sólo para demostrar la importancia del mobiliario urbano en la imagen de la ciudad.

En el caso de Ciudad Real estamos en una ciudad donde el mobiliario urbano más importante y abundante es el privado y está pensado como generador de recursos de la hostelería: mesas, sillas y toldos, cuando no chiringuitos sólidos y fijos que perduraran en el tiempo, como es el caso del de la plaza del Pilar para el Bar España, abarrotan los espacios abiertos de la ciudad. En algunos casos es tal la abundancia que incluso existe peligro, como sucede en el pasaje de San Isidro, un pasaje que ha sido la causa del retraso de 25 años en la reforma del PERI de la Plaza Mayor, por problemas de seguridad en caso de evacuación, y que no obstante ha sido inundado en la actualidad de terrazas en su interior. 

En Ciudad Real imperan los bolardos metálicos y de plástico sobre las aceras para impedir el aparcamiento, son miles repartidos por todas calles y ha sido el elemento de ordenación de los espacios y calles públicas a falta de una microarquitectura o diseño del espacio.

Esculturas, bancos, farolas, maceteros, marquesinas de autobús, quioscos de prensa, de lotería, vallas de protección o de separación, de publicidad, papeleras, indicadores, señales de tráfico e informativas, contenedores de residuos, de reciclaje, toldos, pérgolas, iluminaciones especiales, carriles bici, zonas deportivas, infantiles, etcétera, debían de ajustarse a un patrón de ciudad para marcar el estilo propio y diferenciado. Cualquier empresa que se precie, por pequeña que sea, tiene su propio manual de estilo y de diseño.

Conclusión. Es necesario un estilo propio y diferenciado de ciudad. El Quijote, la vid, el vino, el teatro, el sol de justicia del verano y una historia propia de más de 800 años, son solo algunos elementos para crear una imagen propia de ciudad. Si el Quijote es una referencia de la imagen de la capital, con dos escasos elementos del mobiliario urbano, despertando el interés de propios y visitantes, pueden hacerse una idea de qué sucedería si hubiese otros atractivos icónicos y esculturales de la obra cervantina. Todo cuenta para dar una imagen de ciudad, una microarquitectura urbana, mobiliario específico propio y la recuperación de nuevos espacios públicos, en una ciudad donde la especulación llegó hasta el último rincón. 

No hay duda de que la renovación no es cuestión de un año, o de un solo presupuesto, es una cuestión de estilo, de diseño propio, para implantar en el tiempo.