El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra

César Muñoz
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Veinte minutos después del comienzo oficial de la zurra ya estaban los primeros asistentes. Grupos de jóvenes y técnicos municipales valoran esta jornada que cuenta con la novedad de este recinto y que se celebra por primera vez tras la pandemia

El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra - Foto: C. M.

El Ayuntamiento de Ciudad Real había programado el inicio de la zurra a las 13:00 de la tarde, aunque pasados veinte minutos de esa hora todavía no hay una gran concurrencia. Los vigilantes de seguridad y los agentes de la Policía Local de servicio a esta hora indican que normalmente la gente empieza a acudir a partir de las 16:30.

En un rincón del Auditorio Municipal de la Granja hay un pequeño grupo de jóvenes de Ciudad Real, "de toda la vida", como señalan, y han venido los primeros porque pensaban que iba a estar mucho más masificado, "pero no lo hemos encontrado así". Uno de ellos, Pablo, dice que hubiera venido después de comer. "Antes veníamos a las 3 o 4 de la tarde, cuando se hacía en el recinto ferial", concreta. Para demostrar su puntualidad preguntan a una pareja que está situada a unos metros:

—Chavales, ¿quiénes hemos llegado primero, nosotros o vosotros?

El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurraEl auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra - Foto: C. M.

Los otros responden que, efectivamente, Pablo y sus amigos se les han adelantado. Ellos llevan años viniendo, "pero la novia de nuestro amigo es francesa y ha venido a pasar aquí unos meses y le hemos dicho que viniera a ver cómo son las fiestas de Ciudad Real". La chica se llama Dior, es de Montbéliard y en su momento visitó Ciudad Real con motivo de una beca Erasmus. "Luego estudié inglés en Dublín y un máster en Italia, pero cada año vuelvo a ver a mi novio y amigos, que son de Ciudad Real". Ahora lleva aquí dos meses y cuando le dijeron que había pandorga decidió quedarse un poco más, porque era la primera vez que podía vivirla. "A mí sí me costó madrugar. No sé cómo acabaré el lunes", dice.

Al pie de la pared se ve un montón de bolsas y paquetes donde guardan el aprovisionamiento con el que pasarán todo el día de hoy. Juan cuenta que la mezcla "la hemos hecho ahora mismo", y que tienen donde elegir: una de calimocho (vino tinto con refresco con cola, al que han añadido melocotón), otra de zurra (vino blanco con limón) y otra de rebujito, a la que solo recurrirán "si no nos queda otra". En total tienen alrededor de un centenar de litros de vino, "para tirar y para beber", sin contar refrescos. Al poco rato se les unen Alberto y Carlos, que vienen de aparcar junto a la carretera de Puertollano:

—Ya no movemos el coche de ahí hasta mañana, por lo menos —aseguran.

El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurraEl auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra - Foto: C. M.

Como la actividad está a medio gas a la espera de público, el dj ha dejado la música en piloto automático y se ha ausentado unos minutos. Dentro del edificio auxiliar, en un pasillo lateral, está de guardia Ángel Luis Ruiz, el encargado del auditorio. Lleva diez años cumpliendo esta función, organizando Pandorgas y el resto de festejos de la capital. Ayer estuvo con los conciertos, hoy aquí hasta el cierre y después se va con su compañero a la entrega de premios, comenta.

En el piso del pasillo están enfilados los avíos del concurso de limoná, que repartirán por la tarde miembros de la Federación de Peñas. Cada una de ellas dispondrá de un lebrillo con limones, azúcar, vasos, hielo y 5 litros de vino. Los lebrillos son los recipientes de barro donde las peñas preparan sus limonás, y al acabar el concurso se los llevan como un obsequio. Hay peñas de 5 miembros y las hay de 17. Este año hay 140, unas 30 más que las veces anteriores, porque antes se celebraba dentro del auditorio y el espacio era más limitado, indica el encargado. Así, el cambio de ubicación permite cubrir la mayor demanda que había y no se podía atender. El jurado del concurso está compuesto por miembros de las peñas más representativas, escogidos al azar en el momento del certamen.

Al tiempo que enseña las habitaciones repletas de lebrillos, Ángel Luis explica el dispositivo de seguridad municipal que se ha planteado para evitar sorpresas, sobre todo con respecto a los menores y el alcohol, algo que siempre resulta espinoso. Pero "por el Ayuntamiento que no quede", termina, y ofrece un poco de agua fría ante el temporal del exterior. Se ve que no son los únicos en preocuparse por los menores, pues a la vuelta, camino del auditorio, van unos jóvenes con un carrito de supermercado, que declinan hacerse una fotografía para este reportaje.

El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurraEl auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra - Foto: C. M.

—No nos saques, porque si nos ven nuestras madres nos van a regañar —y prosiguen su ruta bajo el sol de los parques.

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El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra
El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra - Foto: C. M.
Pablo, Dior, Carlos, Alberto y Juan, en la primera hora de la zurra
Pablo, Dior, Carlos, Alberto y Juan, en la primera hora de la zurra - Foto: C. M.
Ángel Luis Ruiz, en los camerinos del auditorio
Ángel Luis Ruiz, en los camerinos del auditorio - Foto: C. M.
El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra
El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra - Foto: C. M.
El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra
El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra - Foto: C. M.
El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra
El auditorio de La Granja acoge a los jóvenes de la zurra - Foto: C. M.

Cuando cae la tarde, unas nubes cercanas dejan ráfagas leves de lluvia en el ambiente. Pasadas las horas de comer empieza a llenarse el auditorio y al fin el pabellón abarca multitudes. Muchos jóvenes van pintados de colores. Juan y Julia, que son de La Granja (barrio en las cercanías del recinto) cuentan que se debe al vino y a unos colorines que arrojan en el auditorio. Todavía no saben cómo se lo quitarán. Aparte, la fiesta sigue cautivando a personas de otros lugares, como Madrid o Málaga. Y el retrato de grupo es un espejo de lo que se conocía como la zurra, cuando era al exterior, años antes de esta edición que tanto se ha hecho de rogar.