López de la Torre invita a ser "cautos" con el acoso escolar

Pilar Muñoz
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La fiscal delegada de menores afirma que en los casos de acoso hay que evitar "colgar un sambenito y crear niños víctimas de una situación que puede luego no ser cierta»

De la Torre invita a ser "cautos" con el acoso escolar - Foto: Rueda Villaverde

Carmen López de la Torre, fiscal delegada de Menores, nació en Valdepeñas en 1978. Cursó Derecho en la Universidad de Castilla-La Mancha, preparó las oposiciones y las aprobó en 2003. Ocupa el cargo de fiscal delegada desde la marcha de su antecesora, Yolanda Gutiérrez, el pasado 1 de diciembre, aunque su nombramiento no apareció publicado en el BOE hasta este viernes.

¿Por qué optó por la carrera fiscal?

Sé más lo que no quiero que lo que quiero y cuando terminé Derecho, empecé a opositar porque sabía que no quería ejercer de abogado. No tengo vínculo familiar con el mundo jurídico, pero por la función, el carácter y porque la vida me puso en el camino a Luis Huete (fiscal jefe de Ciudad Real) me decanté por la carrera fiscal. Cuando concurrí a la oposición estaba unificada la carrera judicial y fiscal, y había que elegir por nota y, por suerte, conseguí puntuación suficiente para poder elegir: de la general fui la número 14 y de la fiscal la tercera de la promoción.

¿Se ha arrepentido alguna vez de esa decisión?

Estoy encantada, orgullosa de estar en esta institución, de la investigación, de esa búsqueda siempre en defensa de la legalidad, de los más vulnerables...

¿Cuál fue su primer destino?

Algeciras. En la Fiscalía provincial de Cádiz.

Por nota pudo elegir, ¿Por qué Algeciras?

Porque las plazas que salieron para la Península eran en el País Vasco, Cataluña, Marbella, Villanueva de la Serena y Algeciras. A Marbella fue el número 1, la 2 a Villanueva de la Serena y tercera, cuarta y quinta fuimos a Algeciras. En principio asusta Algeciras, y más a día de hoy, pero no sé si por ser el primer destino o la ilusión del primer momento, para mí fue un buen destino, aprendí mucho y tuve buenos compañeros.

Y después ...

Pasé a Toledo, tras concursar, por la tendencia de volver o acercarte a tu lugar de origen. No tenía vínculo con Toledo, pero me aproximaba a casa y por eso concursé. Estuve en Toledo desde 2007 hasta marzo de 2016 y descartaba ya volver a Ciudad Real, pero había plazas, y la llamada de alguien especial como Luis Huete, que me preguntó que cuándo iba a volver, hizo que me presentara.

¿Siempre ha estado vinculada a la jurisdicción de Menores?

Sí, aunque de forma simultánea con Mayores, tanto en Algeciras como luego en Toledo, que en los últimos cinco años por cambios internos y porque se fue el delegado de menores, estuve en exclusiva. A la hora de concursar y venir a Ciudad Real fue una circunstancia a valorar porque es una jurisdicción que me gusta porque se crea un contacto más allá de lo jurídico. La intervención es más personal, más social, y hay una finalidad educativa que no se da en la jurisdicción de adultos, que sólo tiene carácter sancionador.

Además, en Menores el fiscal investiga.

Efectivamente. En el ámbito de Menores la función de investigación es competencia del fiscal. De ahí las denuncias, los contactos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, acordar diligencias de prueba de investigación… Investigar el delito, si existe o no, es competencia del fiscal con la salvedad de aquellos casos en los que existe una limitación de derechos fundamentales como en las entradas y registros en domicilio o intervenciones telefónicas. Todo aquello que afecte a derechos fundamentales hay que solicitarlo al juez de Menores. El fiscal solicita y el juez acuerda o no la práctica de esa diligencia.

De Toledo regresó a Ciudad Real, a la Fiscalía de Menores...

Me incorporé en marzo de 2016 y pasé a formar parte de la sección de Menores con Yolanda Gutiérrez de fiscal delegada, compaginamos a partes iguales la tarea con un juzgado de primera instancia e instrucción.

Y sigue haciéndolo, porque en su caso, aparte de ser delegada de Menores, con competencia en toda la provincia, se encarga del Juzgado número 1 de Puertollano y ejerce el Ministerio Público en el caso de la plaza de toros de Puertollano contra el exalcalde Joaquín Hermoso Murillo y otras dos personas que trabajaban en el Ayuntamiento. ¿Cómo se compagina?

Aunque estamos en Menores no es una dedicación exclusiva, sino que también llevamos un juzgado mixto, la parte penal y civil y la asistencia a juicios en la Audiencia o en el juzgado. Supone una importante carga de trabajo, pero he de destacar y reconocer la ayuda, el trabajo de los funcionarios.

¿Hay mucha diferencia entre la Fiscalía de Menores de Toledo y la de Ciudad Real?

En Toledo era una Fiscalía con dedicación exclusiva y eso tiene un lado positivo y negativo. La dedicación exclusiva ayuda a tener un conocimiento global de toda la provincia, de todos los menores, y no sólo de los infractores, también de los que están en situación de vulnerabilidad o desamparo. Muchos de los que están en situación familiar de riesgo pueden acabar siendo infractores. Quizá exista mayor número de intervenciones en el ámbito de protección en Ciudad Real.

¿Y en cuanto a los tipos delictivos?

Los delitos son prácticamente los mismos, pequeños hurtos, en general, robos, lesiones de escasa entidad y violencia en el ámbito familiar.

 ¿Cuál es el perfil del menor infractor?

El comportamiento violento aparece a partir de los 12 y 14 años. Pasan más tiempo solos, antes nos hacíamos mayores al pasar del colegio al instituto y ahora, con el cambio educativo, niños de primero o segundo de ESO están en el instituto y se creen mayores, pero siguen siendo niños.

Ya que estamos en la escuela, ¿Hay tanto acoso como se dice?

Muchas veces denunciamos tipificando la conducta: denuncien hechos y ya valoraremos nosotros el delito. Al decir acoso y colgar el sambenito inicial tanto al presunto autor como a la presunta víctima les estamos haciendo un flaco favor, porque, a veces, creamos niños víctimas de una situación que quizá no es cierta. Cuando existe una igualdad de fuerzas ya no podemos hablar de acoso, hablaremos de insultos o amenazas, pero no de acoso. Alejar luego a esa persona de una victimización no es fácil.

¿Es más partidaria de la mediación?

En Menores intentamos la mediación. No hay que judicializar ni someter al menor a un proceso: aunque el procedimiento sea más sencillo que en mayores no deja de ser un proceso judicial. La intervención global en los conflictos familiares donde ha llegado a existir una violencia o intimidación grave es más ventajosa y beneficiosa para el menor y la familia y también para la sociedad.

Dentro del desamparo del que habla está el absentismo escolar, ¿cómo se combate?

Es un problema que existe en todos los sitios. En Ciudad Real hay municipios de mucha población y por tanto una mayor intervención social, y eso conlleva la apertura de más expedientes de intervención. No se llega al desamparo absoluto, pero sí existe una intervención social que a su vez supervisamos desde Fiscalía de Menores. Además, la denuncia también se puede presentar cuando existe abandono por parte de los progenitores o por la propia conducta del menor, que no se puede denunciar porque no incumple sus propias obligaciones. También existe el absentismo virtual, menores que están en clase pero como si no estuvieran, y en estos casos no ha lugar una denuncia por incumplimiento de las obligaciones parentales.

¿Se han registrado situaciones graves de desamparo?

Sí se han declarado situaciones de desamparo, algunas graves, y la competencia es de la entidad pública, aunque supervise la Fiscalía.

¿Cuáles son las causas que llevan a esas intervenciones?

Circunstancias económicas, cuestiones de higiene, lo que vienen a ser las obligaciones paternofiliales de alimentar, vestir y educar que no están acordes. Es una actuación de servicios sociales, pero siempre con la supervisión del Ministerio Fiscal.

¿La Fiscalía ha denunciado a padres por absentismo escolar?

Si se han presentado denuncias. Pero siempre digo lo mismo, presentamos la denuncia, conseguimos una condena, pero el Código Penal también castiga con pena de multa o de prisión, pero no hay medidas coercitivas para que el menor vaya a clase.

¿Qué otras prioridades tiene la jurisdicción de Menores?

Insistimos mucho en la función preventiva, de educación, porque consideramos que es esencial en aras a evitar la comisión de delitos. Es cierto que es necesaria una intervención que muchas veces excede de las funciones propias del fiscal, pero ha de ser global, desde la familia, colegios o sanidad para evitar la comisión de delitos por parte de esos menores, aparte de la concienciación, es decir que conozcan que una determinada conducta es delictiva. Que sepan que el derecho de la propiedad, a la imagen, a la intimidad, tanto propia como ajena son inviolables. A día de hoy, como consecuencia de los medios tecnológicos, no somos muchas veces conscientes, y más aún los jóvenes, de que estamos a un click del delito.

A últimos de año, su predecesora en la Fiscalía de Menores expresó a este diario su preocupación por el aumento de la violencia de hijos a padres. ¿Qué se puede hacer?

La violencia familiar es una situación difícil, no sólo de hijos a progenitores, también en el ámbito de pareja, de progenitores a hijos. Decirle no a un niño en el momento en que se está educando también es importante. Muchas veces no se ponen esos límites, contamos con menores que se han criado sin normas. Llegamos a la época de la adolescencia, donde todos somos una olla a presión, consecuencia de la propia naturaleza, e intentar imponer esas normas o límites lleva muchas veces a situaciones violentas. También en ocasiones existen carencias de habilidades sociales y parentales. Por eso hablaba de la importancia de la educación en todos los aspectos. Porque si a eso le sumas menores que tienen algún tipo de alteración es necesaria una intervención desde el punto de vista de salud mental. El consumo de sustancias tóxicas también genera violencia, exigencia de dinero, no se lo dan y lo cogen de la cartera. También hay comportamientos que no son violentos en el sentido literal, como gritar, chillar o golpear paredes porque se le prohíbe salir, y se acaba generando una situación de tensión, de alteración de la paz y la convivencia familiar.

¿Esos comportamientos en el ámbito familiar se repiten luego con las parejas?

En algunos casos sí, por esa falta de control, ese comportamiento violento porque no han tenido los límites adecuados, esa exigencia de conseguirlo todo de inmediato y ese si quiero que estés conmigo y no estás, puede dar lugar a la aparición de la violencia.

¿Han aumentado los casos de chicas menores de edad que delinquen?

En el ámbito de discusión entre iguales, los insultos, las amenazas, el uso de los medios tecnológicos, difundir imágenes con intención de perjudicar, dañar... Esa mofa se produce mucho en el ámbito de las chicas y las peleas de tirones de pelo, a lo mejor porque denunciamos más. Sin embargo, los chicos se pegan y luego aquí paz y después gloria. Insisto en la importancia de las medidas socioeducativas en menores, porque a diferencia de las penas que el Código Penal establece para los mayores, el abanico es mucho más amplio y hay que atender a esa circunstancia.

¿Las medidas de internamiento en qué casos se decretan?

Por ley solo se pueden dictar medidas de internamiento en aquellos casos en los que el Código Penal sanciona el delito con pena de prisión. En el ámbito de menores se intenta evitar llegar a esa medida de internamiento, pero la experiencia dice que en caso de algunos menores y aquellos que proceden de familias delincuenciales, el internamiento es la mejor medida. Un menor al que se le habían impuesto muchas medidas pidió una última oportunidad, y fue internado porque lo contrario era continuar en la calle y en una casa en que no había límites y frecuentar ambientes delincuenciales, con lo cual se veía abocado a ese tipo de conductas.

¿Cuántas medida de internamiento cerrado se decretaron en 2018?

Algunas, pero de memoria no recuerdo el número exacto.

¿Cómo ha sido 2018?

Estamos en plena elaboración de la memoria, pero no ha habido asuntos de especial relevancia. El número de expedientes de reforma es prácticamente el mismo que en años anteriores.

¿Cuál es el caso más grave al que se ha enfrentado?

Todo asunto es de gravedad desde que entra hasta que sale. Es una jurisdicción difícil, en la que te implicas mucho, y no ves al menor como persona individual, sino que forma parte de sus circunstancias, como diría Ortega. Por eso prefiero no hablar de situaciones graves: cada expediente tiene su peculiaridad y su gravedad. Procuramos ayudar a menores que están en la calle, que cometen actos delictivos, que participan en robos con violencia, lesiones ... Y cuando el menor te dice gracias a ti soy una persona diferente, te hace ver que el trabajo ha merecido la pena.