La selección nacional femenina de balonmano ya ha empezado a preparar su participación en los Juegos Olímpicos. La semana pasada comenzó su particular ‘pretemporada’ en Andorra y este domingo volverá al mismo escenario para seguir trabajando, cuando solo queda un mes para la esperada cita en Tokio. De momento, Carlos Viver está contando con una amplia lista de 22 jugadoras, entre las que se encuentra Mercedes Castellanos (21 de julio de 1988, Ciudad Real). La tercera fase de esta preparación olímpica tendrá lugar en Puerto Sagunto (Valencia) desde el 9 de julio, y ahí esa lista de elegidas ya se reducirá a 18, aunque el último corte lo deberá realizar el seleccionador justo antes de viajar a Japón, donde solo se llevará a 15 mujeres. ¿Estará el nombre de la portera ciudadrealeña en unos de esos billetes de avión?
La guardameta del BM Málaga, club con el que acaba de ampliar su contrato hasta 2023, cruza los dedos para que así sea. Sabe que sus opciones crecieron mucho por una fatalidad, la grave lesión de Darly Zoqbi, que se rompía la rodilla en su último partido con su club, el Gloria Bistrita rumano. De momento, comparte preparación con las otras dos porteras convocadas, la veterana Silvia Navarro, fija para Carlos Viver, y la joven de 20 años del BM Granollers Nicole Wiggins, que entraba en la convocatoria por la lesión de Zoqbi. El seleccionador deberá tomar dos decisiones antes de dar la lista definitiva: llevarse a Tokio a las tres porteras o solo a dos, y en este caso, ¿a qué dos?
«Me veo más cerca de los Juegos que antes», confiesa Merche Castellanos en una entrevista concedida a La Tribuna, aprovechando su fugaz paso por Ciudad Real. Lamenta que esto sea así por la lesión de una compañera, pero reconoce que esta circunstancia juega a su favor, aunque no se fía en absoluto: «Hasta que no salga la lista definitiva no me hago ilusiones. Cuando tenga que alegrarme, ya lo haré».
Ya sabe lo que es representar a España en citas internacionales, como en el último Mundial celebrado en 2019 precisamente en Japón, donde se proclamaba subcampeona del mundo, aunque sin poder llegar a debutar con las ‘Guerreras’. Pero la posibilidad de participar en unos Juegos Olímpicos le cambia la expresión de la cara. «Para mí sería lo máximo, un sueño. No hay nada mejor que participar en unos Juegos Olímpicos», afirma ilusionada.
Para Castellanos sería un modo increíble de finalizar una temporada ya de por sí sensacional. Tras agotar su ciclo en el potente Bera Bera de San Sebastián, optaba por recargar su depósito motivacional buscando nuevos retos en un club más modesto, el BM Málaga, aún con las vitrinas de su sala de trofeos vacías. Sin embargo, el año salió inesperadamente exitoso y las malagueñas conquistaban un espectacular triplete, con Supercopa de España, Copa de la Reina y la EHF European Cup, con un enorme protagonismo de la manchega.
El traslado a Málaga no solo le sirvió para avivar su pasión por el balonmano. También le ha cambiado anímica y físicamente, con una preparación más exigente y una dieta vegetariana que le mantiene en sus 73 kilos de peso, pero con un cuerpo mucho más definido. «Me encuentro muy bien», asegura, después de haber disfrutado de «una de mis mejores temporadas». Una temporada a la que aún le podría quedar la página más bonita por escribir.