Las cárceles suprimen los aislamientos Covid por módulos

Pilar Muñoz
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Las prisiones de Herrera y Alcázar han vuelto prácticamente a la situación de antes de la pandemia, con permisos extraordinarios en caso de dar positivo y recortes en los vis a vis

Imagen de archivo de la cárcel de Herrera de La Mancha. - Foto: Rueda Villaverde

Las dos cárceles de la provincia de Ciudad Real han vuelto prácticamente a la situación vivida antes de la pandemia de COVID-19, que obligó a adoptar medidas restrictivas en relación a la movilidad de los reclusos, las visitas de familiares y a la suspensión de cursos y talleres para frenar los contagios. Estas medidas surtieron efecto y en las prisiones de Herrera de La Mancha y Alcázar de San Juan hubo pocos casos.

A finales de abril se decretó el fin de las mascarillas en interiores en todo el territorio nacional y en los centros penitenciarios también se cambió el protocolo con medidas más permisivas, indica el titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Castilla-La Mancha, Antonio Moreno de la Santa, quien añade que actualmente «no hay restricciones» y si un interno da positivo se adoptan las medidas para evitar contagios, pero ya no hay aislamientos COVID por módulos y las cuarentenas también se han modificado, son menos días.

«El que da positivo y tiene que volver a la cárcel, se le da un permiso extraordinario» o si están en el centro penitenciario se les aísla, pero sin las medidas que se aplicaban antes al haber cambiado la situación por el alto número de vacunados en las cárceles y  la inmunidad generada a partir de infecciones naturales.

Estas nuevas medidas pueden cambiar si la situación epidemiológica u otra así lo requiera, apuntan a este diario fuentes penitenciarias. De momento, hay recomendaciones específicas de uso de mascarillas para diferentes ámbitos (hospitales, farmacias ...) y personas (mayores de 60 años,  inmunodeprimidos). En Instituciones Penitenciarias el uso de la mascarilla se adapta a las particularidades de las cárceles, su organización y necesidades de los presos y trabajadores. La Subdirección General de Sanidad Penitenciaria es la encargada de establecer los criterios de uso de la mascarilla para los reclusos. Herrera de La Mancha con  260 celdas y una capacidad para 400 presos tuvo una baja incidencia de contagios en la primera fase de la pandemia, entre marzo y abril de 2020, y también en otoño. Se suspendieron los permisos, talleres, los vis a vis y se adoptaron otras medidas preventivas.

Desde el pasado marzo los presos reciben a sus familiares como antes de la pandemia de COVID, aunque sólo dos en lugar de cuatro, indican las fuentes.