Era 1967, el 7 de mayo, el domingo VII de Pascua, cuando se celebró por primera vez la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Desde aquel primer año han pasado cincuenta y seis y no ha perdido actualidad la opción clara de la Iglesia por los medios de comunicación. Existía de antes y, sin perder actualidad, se mantiene acrecentada hoy. En realidad, no solo se trata de multiplicar la noticia sino que el evangelio debe conformar la cultura y la sociedad. Para esta jornada, que celebramos este próximo domingo, cada uno de los papas han venido firmado un mensaje. Es verdad que hay documentos más amplios y profundos referidos al amplio universo de la comunicación, pero los mensajes anuales suponen unas enseñanzas continuadas, constantes y progresivas del magisterio pontificio. 
El mensaje de este año se titula 'Escuchar con los oídos del corazón'. Distintas escuchas. Dios a la humanidad: «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas contra los opresores; conozco sus sufrimientos» le dice a Moisés y, desde ahí, se desencadena todo el proceso liberador. Salir de la opresión que atenaza en el pecado para llegar a la tierra prometida. En camino siempre están nuestras vidas. Cada uno se escucha a sí mismo, a su interior, que le da las claves de la conciencia, el santuario donde Dios mismo reside. Y la Iglesia debe escuchar a la sociedad, sus necesidades, esperanzas, frustraciones y anhelos. «No solo escuchar nuestra intimidad, también escuchar a la sociedad con paciencia, con sinceridad; escuchar las necesidades para «ablandar la dureza de nuestro corazón». Y escucharnos en la Iglesia. Todo escucha, todo corazón.