Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


El ’lacayismo’ de Marga Robles la hizo decepcionar

12/05/2022

Está visto que algunos españoles del siglo XXI, incluidos los que no desean serlo y, para ello, están decididos a acabar, por las buenas o las malas, con la unidad conseguida siglos atrás entre viejos reinos ibéricos, o hispanos, algún verso libre o territorio montaraz semi libre y un condado situado donde desde entonces, desde la unión, se tocaban, se tocan y seguirán así, tocándose como dos enamorados gruñones, España y Francia. Y digo que están empeñados en andar a la greña e intentar salir cortando cada grupo por su lado, porque vean que no se ha acabado un episodio de encono cuando ya ha surgido otro, u otros dos, con los que los grupúsculos separatistas, ultra nacionalistas, revolucionarios y demás gentes de mal vivir y peor actuar, tienen gasolina para ir tirando en su labor desestabilizadora otros cuantos meses, o más; cosa que en este país, casi siempre pobre, pero a siglos poderoso y respetado, no es cosa, ni tarea, ni situación difícil de alcanzar. Y así es. No se habían apagado los indecentes ecos de la crisis con Marruecos y su rey, por el vergonzoso episodio de la vuelta de tuerca en la política española con respecto al Sáhara ex español, que nos ha llevado a una crisis casi total con Argelia y todo lo que ello representa, cuando surge ante nosotros otra crisis no menos importante, pero interna, en la que los servicios secretos españoles, el CNI, una unidad muy española -pobre, pero seria, eficaz y honorable hasta la hartura-, se había visto obligado, cumpliendo su razón de ser, a espiar a un número más o menos abultado -en la primera hornada unos 18 o veinte- dirigentes separatistas catalanes -¡cuanta jodida guerra da esta caterva de parásitos calienta sillones!-, cosa que ha soliviantado, para seguir removiendo el negoci y viviendo de él, a los grupos independentistas radicales, encabezados por el principal espiado, el presidente de la Generalidad. 
Todos sabemos la que ha liado toda esta tropa, siendo la cabeza visible de la reclamación al Gobierno, el cada día más insufrible Rufián, hábil manipular de personas y situaciones, que ha llevado a Pedro Sánchez, cada día más desprestigiado aún entre muchos de sus socios, a una situación límite que ha obligado al presidente a conceder lo que le pedían y lo que colgará, porque todo indica que, como es consustancial al separatismo, esto, la crisis por el espionaje, no ha acabado. 
Y es que la cabeza de la pobre, y digna, directora del CNI, más el desprestigio general de la propia Institución -¡de la que te has librado, Félix!- no es bocado suficiente para los grupos independentistas, a lo que habría que añadir el mega ridículo, preñado de lacayismo sideral de la ministra Robles, a la que servidor mismo estaba dispuesto a sacar en hombros, hasta que babeó todo lo babeable el martes, en el Congreso, en vergonzosa adulación al señoriíto. (Este, el de la ministra Robles, es otro ejemplo de que los jueces, o juezas, que tocan la política, no deben volver jamás a pisar un juzgado, como no sea por algo malo que hayan hecho... o de visita). Y es que el separatismo, catalán, vasco o… es insaciable.