Cuando el mundo se paró y el virus nos encerró en casa surgió la necesidad de que cada trámite que antes se hacía cara a cara pasase a hacerse a través del móvil, la tablet o el ordenador. Fue el momento en que muchos tiraron de conocidos para salir adelante, pidiendo apoyo cuando el ordenador se bloqueaba, mientras que otros se vieron incapaces al no haber nadie en el entorno al que acudir o que pudiera guiar para hacer ciertos trámites. Lo ocurrido afectó a todo el mundo, tanto a quienes están acostumbrados al uso de ordenadores como a los que no, y sobre todo supuso sentirse aislados, «dar un paso atrás», a la población de etnia gitana.
Ese paso atrás, la metáfora que emplea la secretaria provincial de la Fundación Secretariado Gitano (FSG), María Santiago, es lo que se ha intentado evitar con un curso de alfabetización digital para la comunidad. La idea era que jóvenes referentes y técnicos de la FSG enseñaran cómo hacer trámites claves y que forman parte del día a día en un hogar. Ellos iban a ser los formadores para enseñar a acceder al Papas y tener, por ejemplo, acceso a las notas o tareas de las clases; para descargar una vida laboral, o para utilizar el clave PIN, un método para obtener acceso a las webs oficiales. «Las administraciones se han preocupado de informatizar todo, pero no se han preocupado de cómo los usuarios van a tener acceso».
La iniciativa, financiada por la Junta de Comunidades, se encuadra dentro del proyecto Construyendo Puentes, una propuesta muy amplia surgida en 2017, en la que entran iniciativas que buscan crear referentes. «No es lo mismo que te lo cuente una persona, a que tú veas a un gitano o una gitana hacerlo y que pienses que puedes hacerlo», explica de forma gráfica Abraham Montañez, que estudia el grado de Derecho. Para ello se trabaja en la participación, en la intervención con familias y, ahora, en la alfabetización digital.
Jóvenes frente a la brecha digital de la desigualdad - Foto: Rueda VillaverdeLa alfabetización digital implica acabar con un concepto clave que es «el asistencialismo». Cualquier persona podía llegar a un organismo y que le sacaran un papel y hacerlo así año tras año. La idea es que esa persona empiece a gestionarlo por sí misma, un proceso que implica ganar en seguridad personal a la hora de hacer trámites ante la administración. «Despiertas esa curiosidad y desde ahí alientas a que conozca un poco más el mundo que le rodea y que se le ha hecho desconocido», explica Montañez, quien recuerda que esa sensación de estar aislado en un mundo que ha cambiado se notó en todos lados, pero sobre todo donde no había ese contacto tan estrecho con la tecnología. «Nosotros les hacemos ver que pueden aportar cosas en la sociedad que están viviendo».
La técnica de la FSG Beatriz Gómez explicó que en esta iniciativa han participado 10 chicos, que serán «antenas», en sus propias comunidades. «Se trata de usar la educación como motor del desarrollo». De este modo, la idea es que ellos sean los referentes para las demás personas de la comunidad, estudiando los trámites y los procesos, y además, poniéndolo en práctica, porque el curso junto a la teoría ha implicado la realización de prácticas en organizaciones como MPDL, Accem, Cepaim, Caminar Down Ciudad Real, Cruz Roja
Mari Carmen es una de las jóvenes que han participado en esta iniciativa y tras la que ha ganado en seguridad. «Esta formación me ha servido para poder ayudarme y ayudar a los demás», de tal modo que recuerda que ha aprendido a hacer trámites administrativos. «Con el móvil hemos podido hacerlo rápido, pero con el ordenador ha sido más difícil porque nadie nos había dado la oportunidad de usarlo». Abraham Montañez recuerda que en los cursos de digitalización no se suelen impartir a personas de etnia gitana.
Jóvenes frente a la brecha digital de la desigualdad - Foto: Rueda Villaverde«El curso me ha ayudado a avanzar personalmente porque ya no tengo esos límites que tenía antes y sé moverme mejor por internet que antes», explicó Rocío, quien ya ha puesto en práctica los conocimientos con su padre a quien solicitó una vida laboral. «Me sentí muy bien».
Mientras, Manuel, otro de los participantes, señaló que un curso de este tipo le ha ayudado a aprender aspectos de la informática que «desconocía». «He aprendido el manejo básico del ordenador y el papeleo básico administrativo», lo que me ayuda a tener la seguridad «sin saber hacerlo y no es necesario estar a la espera de nada», comentó Raquel, otra de las alumnas.