Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


Ángel Romero, ‘Angelillo’, in memoriam

09/11/2021

A la hora que se inauguraba la 38 Semana de la Zarzuela, nos llegaba la inesperada y triste noticia que conmovía a nuestro estado emocional. Había fallecido el cantaor más universal que ha contado La Solana a lo largo de su historia:  Ángel Romero, conocido en el mundillo flamenco con otro apelativo, Angelillo, que usaría el mismo seudónimo para darse a conocer en la cartelería artística por aquellos tiempos, en los que codearse con Pepe Marchena, Juanito Valderrama, Pepe Pinto y el Príncipe Gitano, tenía su encanto y dificultad. Pese a ello, nuestro paisano se abría camino con sus canciones Dolores la chiclanera, Soy del campo, Mambo flamenco y, sobre todo, El escapulario que no paraban de sonar en aquellos aparatos de radio Invicta, Telefunken y Marconi de la época, bien en los espacios de discos dedicados o en programa dirigidos a los aficionados al flamenco, que eran legión. 
La trágica noticia transmitida por el redactor de estas líneas al auditorio Tomás Barrera fue acompañada de un murmullo entre estupor y sorpresa. Los recuerdos volvieron a la memoria porque al cantaor fue nombrado Sembrador del año, allá por el año 1991, cuando recibieron otros galardones la actriz Concha Velasco y el cantautor José Luis Perales, y pregonó la entonces octava Semana Regional de la Zarzuela el compositor y director de orquesta, nuestro comprovinciano, Luis Cobos. 
En esa jornada, Ángel Romero, que se encontraba gozando de lo lindo con su selecto cuadro de distinguidos, nos recordaba en la cena de gala que siguió en honor a los premiados sus mejores recuerdos de su carrera artística que comenzó, en la capital de España, en el madrileño teatro Calderón y Price. Sus éxitos más sonados allende los mares fueron alcanzados en 1953, en Cali, donde debutó prosiguiendo su gira por Bogotá y Medellín. Sus ojos se humedecieron al rememorar su paso por Argentina y su estancia y debú en el teatro El Tronío, en Buenos Aires, a la que siguieron Córdoba, Mendoza y Rosario. En sus evocaciones que mantenía destacaba el reencuentro con sus raíces, la vuelta a su «solana del alma» cuando la revista local le nombró 'Gacetero de honor'. La entrega se efectuaba en un salón de actos de la Casa de Cultura repleto de público. La emoción subió de tono cuando habló de sus raíces solaneras y de la trilla y siega en sus tiempos juveniles y de los tiempos difíciles para abrirse camino en el arte del flamenco y de los buenos aficionados solaneros que había, entre ellos, mencionó a Evaristo, Losa, Pío y Diego Sevilla, que posteriormente le acompañó a la guitarra en sus canciones que fueron muy aplaudidas. Luego llegaron los reconocimientos de Hijo predilecto de La Solana y la dedicatoria de la calle Eloy Gonzalo. 
Hace meses mantuvimos la última conversación en la que nos invitaba muy a menudo con el canto de algunas de sus interpretaciones más sobresalientes, a través del hilo telefónico. Querido y admirado Angelillo, tu recuerdo y canciones nos acompañarán siempre. Para sus familiares, entre los que se encuentran el laureado poeta Santiago Romero de Ávila, les enviamos nuestro más sentido pésame. Descanse en paz.