Entre la crisis bélica originaria de Ucrania, la económica derivada de la inflación galopante que nos abruma como una losa gigante, la no menor peste a lo medieval que pone en riesgo la paz europea, cuando no algo más con ser ya demasiado esto que hoy nos abruma, más el recuerdo de que hace tres años se desató el cataclismo que ha supuesto y aún supone y sigue suponiendo, la pandemia por el COVID, la política en España, más la economía, la convivencia y demás condicionamientos que conforman nuestro día a día, nos traen la cruda realidad de la mediocridad que se desprende de la gobernanza del día a día, del mes a mes y del año en año. Y así, con este panorama, con esta penuria política, económica, moral…, que nos invade y hasta nos sojuzga, entre declaraciones y escenificaciones de una débil y no completa democracia, vamos camino de una etapa hiperpolitizada, dada la aglomeración electoral que  se nos viene encima y que, a la vista de lo agrio que contienen las mentes y atesoran los corazones de nuestros políticos y gestores, de muchos de nuestros políticos y gestores, de demasiados políticos y gestores, no nos hacen concebir muchas esperanzas de que entre lo municipal y lo  nacional, que es donde se juegan los próximos partidos y con perdón de los nacionalseparatistas, protegidos de Pedro Sánchez y el PSOE, el panorama, la realidad, la convivencia de nuestra sociedad, al margen de quién gane o pierda los comicios venideros, vaya a mejorar mucho. Antes, al contrario, veo, supongo y temo que -basta echar unos vistazos a los medios de comunicación que no viven de ayudas espurias y deleznables- que la situación seguirá deteriorándose y perdiendo calidad democrática, realidad esta de lo que nuestro Parlamento es ejemplo y centro de enseñanza. Amén de taller de blanqueo para episodios de corrupción, como los que ahora nos avergüenzan a los españoles y ponen en jaque, por indecentes conveniencias del partido implicado en el asunto, el PSOE, nada menos que a la Guardia Civil, en la persona de algunos mandos que parecen delegados o emboscados de la época Luis Roldán. Las Fuerzas Armadas españolas, de hoy y de ayer, empezando por la Guardia Civil, son paradigma de valor, eficacia, modestia y honradez y ni siquiera el abandono de los políticos, empezando por el marlasca de turno, pueden meterlas en su indigno juego. Juego por el que desde Ferraz y Moncloa se quiere aislar lo de los mandos de la Guardia Civil, y cargar aquí las tintas de lo del chorizo diputado canario que organizaba los saraos de noches de vino, comisiones y zorras. ¡Ay! PSOE, qué lejos queda lo de 100 años de honradez y eficacia.