Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


'En las afueras del arte'

16/03/2023

Las paredes de la Posada de los Portales de Tomelloso se visten de dibujos y fotografías. Suman más de 40. Ambos se mezclan. Transmiten luz, ternura, amor. Los primeros están pintados por ella, Isabel; las segundas fueron hechas por él, Dionisio, el poeta, que puso el foco en su hermana, en sus ilusiones. Ahora se unen en una original exposición: "En las afueras del arte: Isabel y Dionisio Cañas".

Isabel no sabe que es artista, dice Dionisio. Pero ella, que tiene síndrome de Down, sí sabe que le gusta pintar, que puede pasarse horas llenando de sus propias inquietudes folios y folios, que su mundo interno sale para posarse en otra realidad. Unas veces, con todos los colores; otras, con negros y grises. Se mueve en lo abstracto, en figuras geométricas que vagan totalmente libres en sus formas y en el espacio. Esa libertad que tanto ama el poeta manchego.

Crear, imaginar, soñar. Y ahí está uno de sus sueños, en esas fotos en las que en diferentes años aparece vestida de novia, con su enorme velo y su vestido blanco. La misma blancura de su alma. Posa a la espera de que llegue el gran día, el de su boda, mientras planea con Dionisio cómo será su banquete, los invitados, el momento… Isabel ilusionada luciendo su traje. Y él se mete en su sueño y lo comparte y vive el instante en el que la felicidad se acomoda entre los dos, al igual que durante el tiempo que han preparado este proyecto, éste y otros, mientras intercambian esos dibujos que ella pinta para que él los vea y que él recibe como un gran tesoro. Y los guarda, los observa y piensa en la evolución artística de esta artista sin formación que no sabe que lo es.

Una imagen de la inauguración de la muestra hace unos días inmortaliza el momento en que los dos pasean de la mano mientras ven sus obras. "Cuadros", sin más, para ella; "arte", para él. Dos miradas: una, la de la inocencia, la del impulso, la genuina; otra, la que reflexiona y analiza. Y las dos juntas, la ternura. Y en ese recorrido los sentimientos se mueven y, de nuevo, Isabel…en Nueva York, la ciudad de los rascacielos donde el poeta vivió e impartió durante años y años clases de Literatura en la universidad.

No es la primera vez que Isabel expone, lo hizo hace más de una década en el Café de la Glorieta de Tomelloso y en la Biblioteca de Quintanar de la Orden, y no será la última. Barcelona podría ser el próximo destino de esta artista outsiders (movimiento fuera del sistema del arte tradicional) como la define su propio hermano.

Esta exposición es más que una simple exposición. El poeta y artista lanza al aire una pregunta: ¿quién define lo que es arte, el mercado y los especialistas o la calidad del arte intuitivo no profesional como el de Isabel? Ahí queda el interrogante mientras ella, feliz, sigue pintando.