No todo es posible a cualquier precio

EFE
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La presión de las redes sociales por tener un cuerpo perfecto hace que cada vez más menores reclamen operaciones estéticas que los expertos no practican si no es por una causa justificada

El postureo de los adolescentes en las redes sociales les ha generado una serie de necesidades de imagen corporal a una edad cada vez más temprana que ha hecho que los cirujanos plásticos y estéticos adviertan de que «no todo es posible, ni a cualquier edad, ni a cualquier precio».

En España, la mayoría de edad sanitaria se sitúa en los 16 años, según explica la cirujana y miembro de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (Aecep) Marisa Manzano, es decir, que a partir de entonces los menores no necesitan la autorización de sus padres para someterse a una operación, sin embargo, los médicos sí ponen ciertos límites a estos tratamientos.

«Aunque la ley lo permite, el menor debe tener una madurez psicológica para asumir la intervención a la que se está sometiendo, sobre todo porque los padres, con tal de ver a sus hijos felices, hacen lo que sea, pero no es solo eso, el cirujano debe dar su opinión científica y médica al respecto», abunda Manzano.

Andalucía es la única comunidad autónoma que exige una valoración psicológica del menor antes de someterse a este tipo de cirugías, tal y como recuerda la especialista, pero los profesionales aunque no ejerzan en esa región, tienden también a solicitarla para los pacientes menores.

Las cirugías más practicadas a los menores son la otoplastia -arreglar las orejas prominentes o de soplillo- y las relacionadas con la alteración de las mamas, que en los chicos la más frecuente es para corregir el agrandamiento de las glándulas mamarias y, en chicas, por las mamas tuberosas o asimétricas.

En el caso de la otoplastia se puede hacer a una edad temprana, en torno a los cinco años porque las orejas a partir de entonces no crecen más y se operan porque puede ser motivo de complejo en los menores, al igual que las mencionadas cirugías de pecho.

Otro tipo de intervenciones, como el aumento de mamas o las labioplastias (cirugía de los labios menores genitales), que también en ocasiones son reclamadas por los adolescentes, en principio, se les suelen denegar hasta que cumplen los 16 años.

A partir de entonces, respecto al aumento de mamas, los cirujanos suelen explicar a estos jóvenes que no están recomendadas hasta que concluye la pubertad porque el cuerpo sigue cambiando y son intervenciones que tienen «unas implicaciones muy importantes a largo plazo».

«No todo es posible a cualquier edad, ni a cualquier precio», insiste Manzano, que, en su caso, afirma que suele recomendar a las jóvenes de 16 años que vuelvan en un año a la consulta y, si para entonces no ha habido ningún cambio y todas las medidas de su cuerpo continúan igual (torácicas, de mama etc) analizan el caso.

Lo constata también el presidente de la Aecep, Jesús Benito, que explica que precisamente para intentar conocer la situación actual de los adolescentes, a raíz de los cambios originados por las redes sociales en su vida cotidiana, una de las mesas de debate del encuentro anual de esta asociación que tuvo lugar hace unos días estuvo dedicada a ello.

guía para la profesión. Uno de los objetivos de la reunión de la Aecep era intentar establecer una especie de normas o de guías a los profesionales que sirvan de límite, pero también para desmontar uno de los bulos más extendidos que a su juicio existe sobre este asunto y es que se realizan operaciones a menores «como churros» cuando no es así.

Según asegura Benito, otro de los «bulos» más habituales es el de «los famosos regalos de operaciones a los hijos por el cumpleaños: «No es cierto», zanja el experto, que insiste en que a los menores que se les opera se hace por motivos justificados y de salud.

Por su parte, Manzano destaca que entre los profesionales hay consenso en no operar sin justificación a los menores «porque hay una serie de conceptos y bases éticas que todos los cirujanos temnemos que seguir».

Matiza que puede darse el caso de cirujanos de otros países y culturas «que vienen de otros entornos» que pueden estar dispuestos a hacerlo, pero no es lo habitual.