Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Salvación nacional

03/06/2021

Hace unos días, el presidente del PP, Pablo Casado, en una entrevista en el Financial Times aseguró que cuando llegue a La Moncloa buscará la formación de un gobierno de salvación nacional, al estilo del encabezado por el primer ministro italiano, Mario Draghi, con personas muy competentes en sus áreas, con bagaje internacional y en el que contará con exsocialdemócratas.  Un gobierno de salvación nacional, sin embargo, es un instrumento para afrontar situaciones de crisis más agudas de la que padece nuestro país, a pesar de la conjunción de la pandemia el declive económico y el problema territorial con la coda de los indultos a los políticos presos por el ‘procés’.  

La alusión a Draghi no deja de ser curiosa por cuanto Italia acumula primeros ministros que no han salido de las urnas sino de las componendas de los partidos en los despachos y gracias al buen hacer del presidente de la república y jefe del estado, Sergio Matarella, este sí, con capacidad de mando para armar consensos entre distintas fuerzas políticas. El propio Casado, sin embargo, incurría en contradicción al señalar en la misma entrevista que su pretensión era gobernar en solitario, sin tan siquiera contar con Vox, a quien todas las encuestas señalan como socio necesario para su mayoría parlamentaria, al tiempo que daba a entender que cuando habla de las distintas familias políticas con las que contaría, liberales, demócrata cristianos, conservadores y exsocialdemócratas son todos miembros de su partido o muy próximos a él , y por tanto deja fuera del esquema a los representantes de la socialdemocracia en el poder y a los grupos de izquierda que representan a una buena parte del electorado   

Es decir que sería un gobierno de salvación nacional muy sui generis y que supone saltarse un paso previo, un gobierno de gran coalición, para el que ha habido dos oportunidades, primero con Ciudadanos, con Albert Rivera al frente, y luego con el propio PP de Casado tras las elecciones de noviembre de 2019. Pero su número dos, Teodoro García Egea negó esa posibilidad antes incluso de que nadie se la planteara. Ninguno de los dos líderes conservadores quisieron seguir el ejemplo alemán y las matemáticas parlamentarias impusieron unos pactos que la derecha condena, mientras el PP pactaba con la ultraderecha. Si el cambio de ciclo se materializa, el PP tampoco podrá esperar que los socialistas se presten a una coalición a la alemana. Esta es una asignatura pendiente –y la pandemia había sido un buen momento para aprobarla-, pero a la vista está que falta cultura de coalición tanto en la derecha como en la izquierda como ha quedado patente en los gobiernos de Madrid-derecha- y en el central hasta la desaparición de escena de Pablo Iglesias.  

Pablo Casado, con su gobierno de salvación nacional ha tenido una ocurrencia, de esas que tanto recrimina a Pedro Sánchez. De hecho, un día después de la entrevista en el diario londinense participó en un desayuno informativo en el que había desaparecido cualquier referencia a un Ejecutivo de esas características, para centrarse en la crítica a los futuros indultos de los líderes del procés, y a justificar en ese motivo su presencia en la manifestación de la plaza de Colón del próximo 13 de junio.