La reina Letizia entregó los reconocimientos al esfuerzo y la labor de 11 entidades y empresas que otorga el Real Patronato sobre Discapacidad, este año sobre el escenario del histórico Corral de Comedias.
Su mirada y sus sonrisas, los gestos, un ligero apretón de manos que se escapa y sus andares, pausados, medidos a ritmo de una mano alzada que gira de lado a lado por unos adoquines que duelen si se andan desde las alturas de los nueve centímetros de unos imposibles zapatos. Era lo esperado, las poses estudiadas a falta de las palabras. Frente a la ausencia de discurso dentro y fuera, el silencio de una reina que se retrató con el pueblo.
«Pero qué mona va esta chica siempre». Se escuchaba ya a alguna vecina de Almagro a las puertas del Parador de Turismo, donde la reina Letizia llegó en coche negro a las once y cinco de la mañana, vestida de rosa fucsia y tacones de vértigo. Emiliano García-Page, José Luis García Zapatero, el alcalde de Almagro y la ministra de Sanidad ya le esperaban para abrirle las puertas de Almagro en su mes más teatrero.