La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) valora las medidas de flexibilización de la Política Agraria Común (PAC) impulsadas por el Gobierno de Castilla-La Mancha, pero considera que es necesario "ir más allá e introducir cambios sustanciales y reales que faciliten las cosas a las agricultores y ganaderos de la región". El secretario provincial de esta organización profesional agraria, Florencio Rodríguez, pone el foco en los ecorregímenes en cultivos leñosos y las ayudas asociadas a la ganadería.

Según subraya Rodríguez, el campo castellano-manchego perdió "entre 30 y 35 millones de euros de ayudas" en 2023 por la aplicación de unos ecorregímenes que "están afectando a la producción". "Asaja ya lo advirtió cuando se estaba negociando la nueva reforma de la PAC", apostilla. La región emprendió hace años un proceso de transformación de sus explotaciones, incrementando la superficie de cultivos leñosos (vid, olivar y frutos secos) en detrimento de los herbáceos, por "la limitación que supone el tema del regadío". En este contexto, insiste, "la nueva política comunitaria, que puede ser positiva para otras zonas de España o regiones de la Unión Europea, está perjudicando a Castilla-La Mancha".

Florencio Rodríguez está convencido de que los ecorregímenes "se pueden cambiar fácilmente", para que los requisitos para acceder a las ayudas de la PAC sean "más asumibles" para los agricultores y ganaderos de Castilla-La Mancha. En Asaja están a la expectativa de las modificaciones anunciadas y las que se puedan producir en las próximas semanas y no descartan nuevas movilizaciones o actos de protesta tras la tregua de la Semana Santa.