Desde su irrupción en la sociedad, internet se ha convertido en un aliado para realizar consultas y resolver dudas, pero dada la proliferación de contenidos e informaciones que no siempre cuentan con respaldo científico, puede ser peligroso tratar de encontrar respuestas a problemas como los relacionados con la salud. Los profesionales sanitarios han alertado en infinidad de ocasiones del riesgo de consultar al doctor Google cuando queremos saber qué nos pasa o a qué se deben los síntomas que presentamos. Por ello, resulta fundamental la presencia de divulgadores que, avalados por su formación, buscan brindar orientación sanitaria para no caer en bulos. Es el caso de Gabriela Asturias, que ha recibido recientemente el premio internacional Princesa de Girona en la categoría de investigación.
Si bien cruzó fronteras para formarse en Estados Unidos como médica, investigadora y emprendedora, Asturias nunca rompió el hilo que la unía a Guatemala, país al que quiso devolver parte de su formación y empeño por democratizar el acceso a la salud de todas las sociedades.
Su último galardón se suma a un currículum que empezó a armarse en las universidades estadounidenses de Duke y Stanford, donde compagina en la actualidad su labor como doctora y la investigación y desde donde ha impulsado iniciativas que brindan orientación sanitaria a millones de personas en Guatemala o plataformas de salud mental que conceden apoyo a millones de personas en EEUU.
Citada como una de las mujeres más influyentes de Centroamérica por la revista de tecnología más antigua del mundo -la del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)- , por la revista Forbes o por Bloomberg, Asturias habla de «ciencia inclusiva, educación, tecnología y salud» como los cuatro pilares sobre los que se sustentan su labor profesional, su investigación y emprendimiento. Desde esa perspectiva pone el acento en la importancia de facilitar el acceso a una información científica y sanitaria de calidad, en la necesidad de empoderar a las mujeres y a las niñas, y de canalizar los avances médicos y tecnológicos en beneficio de todas las personas independientemente de dónde vivan o de su nivel de alfabetización.
Canalizar avances
Con ese fin impulsó la Fundación Desarrolla Guatemala para la Educación y la Salud (Fundagua), que en 2020, en plena pandemia, puso en marcha el proyecto Alma para responder, mediante un sistema basado en inteligencia artificial, a las preguntas más comunes que las personas pudieran tener sobre el covid, dar instrucciones y sencillas basadas en la evidencia científica, y despejar las dudas o las reticencias ante las primeras vacunas.
Ese proyecto ha evolucionado para brindar información general sobre salud y ciencia , así como de los servicios de salud de Guatemala, desde donde ya piensa en exportar esta tecnología a otros países, y que ha complementado, además de con un asistente virtual, con atención a través de redes sociales y centros de llamadas personalizadas que son atendidas en español y en diferentes lenguas mayas.
Formada como neurocientífica y especializada en psiquiatría, Asturias es también la directora científica de la plataforma MiResource, diseñada para ayudar a millones de estadounidenses a encontrar el servicio de salud mental mas adecuado y cercano, y que «acompaña» a sus usuarios a lo largo de todo su recorrido terapéutico.
La investigadora y emprendedora incide en la importancia de facilitar el acceso a una información de calidad y con claridad para que cualquier persona pueda tomar las decisiones «más sensatas», así como en «la relevancia («la magia», lo llama) de combinar el conocimiento científico para despejar dudas, miedos o inseguridades con la información más práctica que cualquier individuo puede necesitar».